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Milagros esperados


“llegó a casa de María, donde muchos estaban reunidos orando” Hechos 12:12.

Comúnmente se dice que hay milagros inesperados pero para el creyente que ora es lo contrario. “Porque es necesario que el que se acerca a DIOS crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6b). Jamás se debe perder la capacidad de asombro.

El apóstol Pedro había sido encarcelado y el milagro se había dado. La iglesia reunida en casa de María oraba en tanto un ángel del Señor liberaba al apóstol de la cárcel (Hechos 12:7). La oración provoca que DIOS responda. Cuando Pedro llama a la puerta, Rode, la joven que atiende el llamado, al reconocerlo avisa al grupo de oración, y éstos no daban crédito de lo sucedido antes decían “¡Es un ángel!” (Hechos 12:15).

El pasaje enseña que la iglesia aún no dimensiona el Poder de DIOS a través de la oración. Quien ora debe esperar, y quien espera debe creer que DIOS supera toda expectativa que se tenga. Cuando se ora el milagro llama a la puerta, se debe tener una expectativa no basada en las circunstancias sino el Poder de DIOS que obra más allá de lo que se puede esperar. Tristemente, en la actualidad, hay congregaciones que han perdido el deseo de esperar algo de parte de Él. Se reúnen por una inercia, por cumplimiento y costumbre, haciendo de la oración un programa, un elemento dentro de una liturgia perdiendo así la capacidad de asombrarse. Su asistencia a la congregación ya no es la convocatoria a esperar en su DIOS, se ha vuelto un compromiso donde se asiste porque se es domingo o día en el calendario eclesial para asistir, orar y adorar.

La iglesia reunida en casa de María, oraba, y sería instruida en la realidad de su oración más que en las palabras expresadas en ella. Aprendería que su oración no es una sintaxis, un conjunto de palabras bonitas y bien expresadas, sino un Poder que radica en la Gracia y Misericordia de DIOS quien escucha y responde según santa y perfecta voluntad. Los milagros son esperados porque son el resultado de una iglesia que los ha buscado en oración, con lámparas encendidas como señal que su fe no se ha apagado, reunida elevando clamor y fervor al Señor generando una tremenda expectación. Los milagros nunca son inesperados por una iglesia que se mantiene a la expectación de su DIOS. El desánimo dará lugar a la duda, y la duda llevará al creyente a rendirse sin esperar suceda lo maravilloso de parte del Señor pero debes mantenerte en la búsqueda del Señor atesorando su bendita Palabra en tu corazón quien te ha dado promesas que sin duda Fiel es el Señor para cumplirlas.

Es insuficiente el contemplar el universo para dimensionar lo que DIOS es capaz de hacer. Simplemente jamás se alcanzará a comprender la totalidad del Poder de DIOS y de cómo es que pueda hacerlo. Se puede tener una expectativa de lo que es capaz de lograr pero siempre será corta una vez que lo haga. Es entonces, la necesidad de no perder la capacidad de asombro, no creer que todo ha sido visto, que no hay nada que esperar de tal situación o diagnostico, que es exponer el corazón a una desilusión cuando se ora porque DIOS no responde. Los milagros son reales y hechos a la manera de DIOS de tal forma que al corazón de fe no le queda duda que siempre responde y llama a la puerta su bendición. Sigue orando, y reúnete con el resto del Cuerpo de Cristo en una convocatoria a esperar lo maravilloso y no en un compromiso a un calendario eclesial.

¿Aún esperas en DIOS? ¡No te desanimes! Que los milagros siempre llaman a la puerta de quien está adentro postrado, orando y esperando en su Señor.

                                                                                              Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna

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