Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


¿Y USTED, CÓMO LLEGÓ A LOS PIES DE JESUCRISTO?


La conversión es un cambio interior del alma, y consiste en un cambio de carácter, cuando es real y profunda. Jesús dice: «Si no os volviereis y fuereis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos» (Mt. 18:3).

Aún cuando el arrepentimiento y la fe son absolutamente necesarios en la conversión a Dios.

Aquí algunos testimonios de conversión: Juan Wesley, la crisis de su vida se efectuó en una reunión de oración celebrada en una de las calles de Londres – Aldersgate – 24 de Mayo de 1738.

El miércoles, alrededor de las cinco de esa mañana; abrió el nuevo testamento. En estas palabras: “Nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegases a ser participantes de la Naturaleza Divina”. (2 Pedro 1:4)  Al momento de salir de su casa leyó en Marcos 12:34 “No estás lejos del Reino de Dios”. Por la tarde, en la Catedral “San Pablo” escuchó la antífona del salmo 130 “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”; por la noche de muy mala gana fue a una sociedad en la calle Aldersgate, donde alguien leía el prefacio de Lutero a la epístola a los Romanos. A eso de las 8:45 dice Wesley: “Sentí que confiaba en Cristo, en Cristo solo, para mi salvación; y me fue dada la seguridad de que él había quitado mis pecados, aún los míos, y me había salvado de la ley del pecado y de la muerte”.

Jim Elliot relata en su diario que él fue salvo o alcanzó su salvación durante un proceso de varios años.

Amy Carmichael dice haber sido salva después de haber terminado de cantar el himno “Cristo me ama”. E. P. Hammond, el evangelista de los niños, fue convertido a los diecisiete años por medio del himno evangelístico “En la cruz”.

 Charles E. Fuller se hincó, solitario, en el asiento trasero de su automóvil, en un lugar silencioso de Hollywood, y entregó su corazón y vida a Cristo. Una maestra de escuela dominical contó que ella había sido salva por medio de haber visto el verso de Juan 3:16 en un sueño. Un muchacho huérfano y pobre, aprendiz de zapatero, se convirtió al Señor y vino a ser el evangelista Moody, quien durante su ministerio trajo tres millones de almas a los pies de Cristo.

Un abogado borracho consuetudinario, se entregó al Salvador, y vino a ser un teólogo excelente y fundador de la Misión Centroamericana, Scofield. Un hombre muy mundano que en la cárcel se rindió a Cristo, llegó a ser uno de los mejores himnólogos de la América Latina, Alfredo Colom.

Lutar Hooybar había nacido en Persia. Sus padres, que en un tiempo profesaron la religión mahometana, se habían convertido al cristianismo mediante el ministerio de unos misioneros presbiterianos. Sin embargo, Lutar se alejó de las iglesias porque observó que muchos de los llamados “cristianos” eran hipócritas. Con el correr de los años se hizo un famoso cantante y actuó en importantes películas cinematográficas junto a “estrellas” como Rita Hayworth, Charles Boyer, Clark Gable, Grace Moore, etcétera. En la mañana del Domingo de Resurrección, en 1950, un amigo lo invitó a cantar por radio el himno “En el Gólgota Vi Levantarse una Cruz”, en un programa donde la actriz Colleen Townsend relataría su reciente conversión. Aceptó amablemente, y aquel día los habitantes de California escucharon su admirable voz. Como expresión de gratitud, la radioemisora le obsequió una grabación completa del programa transmitido, y él la aceptó con la alegría del que ha cumplido una buena labor profesional.

Aquel mismo domingo, cerca de medianoche, Lutar Hooybar decidió escuchar la grabación. Cuando su propia voz cantó aquel himno, cayó de rodillas y se entregó a Cristo, aceptándolo como su Salvador y Señor.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez.