Como cristianos, no nos movemos de derrota en victoria. No nos movemos de duda en fe. Las Escrituras nos dicen, sin embargo, que hay un camino de fe que conduce a una fe mayor que es: “De fe a fe” (Ro 1:17).
De manera similar, nuestro punto de inicio hacia la victoria no es la derrota, sino la victoria: la victoria de Cristo. “Pero sean dadas gracias a Dios, que nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co 15:57).
En otras palabras, tenemos que empezar en victoria si es que vamos a obtener la victoria. La duda, la derrota y la desesperación no son la clase de material con el que podemos edificar una vida firme y victoriosa.
Nunca podemos ser ganadores mientras nos veamos como desamparados, víctimas desesperanzadas del diablo. Satanás ya no tiene poder ni autoridad para derrotar a los hijos y las hijas de la familia real de Dios. Sin embargo, tiene la capacidad para engañar a los hijos de Dios si no comprenden quiénes son en Cristo
Dios eligió ocuparse de mi necesidad del poder sobre las fuerzas demoníacas, por vía de la revelación. En una revelación Dios nos muestra o “revela” una verdad de la Escritura que no hemos visto o conocido antes. Tal verdad, siempre se centraliza en Jesús y tiene el poder de liberarnos de nuestros temores.
“Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres… Si el Hijo verdaderamente os libera, seréis realmente libres” (Jn 8:32, 3). La verdad obrará en sus vidas. Por lo tanto, deje que el Espíritu Santo abra su corazón a la Palabra de Dios, y la Palabra de Dios abra su corazón.
Una arma poderosa que Dios nos ha dado es su Palabra llamada La Espada Del Espíritu.
Jesús es nuestro ejemplo de vida victoriosa. Su victoria sobre el diablo y los poderes demoniacos fue conseguida utilizando la Palabra de Dios. Durante sus tentaciones y pruebas en el desierto, Jesús refutó y derrotó al diablo con la Escritura: “Escrito está”.
“Refutar” significa probar, hablando la verdad, que la palabra de alguien es errónea. Jesús refutó las palabras del diablo, hablando la Palabra de Dios. ¡Jesús venció con la Palabra, y nosotros podemos hacerlo también!
Hoy al recordar la victoria de Jesús sobre el pecado, la muerte y satanás, ¡alegrémonos! porque como hijos de Dios somos mas que vencedores la presencia de Dios esta esta con usted.
¡Caminemos seguros!
Pbro. Raúl Rosas González