El próximo domingo 27 de Mayo celebraremos el gran acontecimiento de la visitación del Espíritu Santo sobre la iglesia. Estaremos recordando  lo dicho por Jesús a sus discípulos “y recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos. . . . .”  Hechos 1:18. Preciosas palabras del Señor para quienes profesamos nuestra fe en Él, sin embargo, ésta declaración representa un compromiso para Su Iglesia de la cual somos parte.
Está escrito: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos ¡Abba Padre! Romanos 8:14,15.
Nuestra pertenencia es por el Espíritu Santo que es la esencia de lo que significa ser un creyente. “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de él” Romanos 8:9. Quienes pertenecemos a Cristo tenemos el Espíritu Santo viviendo en nosotros. Así es que el Espíritu Santo es la persona más importante en nuestra vida, porque está constantemente a nuestro lado para santificarnos, para guiarnos, llenarnos de amor, de gozo y de la paz del Señor. Debemos de conocerlo, de amarlo, de buscar su presencia en lo íntimo y que no suceda lo de aquellos cristianos de Éfeso, que no lo conocían cuando dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo, Hechos 9:2. Sabemos que somos cristianos porque la presencia del Espíritu Santo esta en nosotros y su presencia trae cambios a la vida de quienes lo conocemos.
La función del Espíritu Santo es de servir como testigo, para que no tengamos duda de la redención que hemos recibido. El Espíritu es el sello que el Padre pone en el corazón para asegurar que se hizo una transacción ya que cuando “creímos en él, fuisteis sellados por el Espíritu Santo de la promesa, que son las arras de nuestra herencia….. “ Efesios 1:13,14. Las arras era un término antiguo usado en la compra venta en una transacción. En lo espiritual cuando recibimos las arras como dice la Palabra, se confirma que somos hijos de Dios, fuimos comprados por precio, en la cruz del calvario 1 Corintios 6:20.
Las arras son solo el comienzo de lo que el Señor después hace en nosotros. Es la muestra del amor de Dios, de lo dicho por Jesús de que no nos iba a dejar solos, que enviaría al Consolador, al Espíritu Santo, que es la promesa del Padre, el bautismo del Espíritu Santo que él prometio. Lo mismo que sucedió con sus discípulos en el día del Pentecostés, es para Su Iglesia desde ese día.
¿Cuál es nuestro compromiso? Buscar día con día en nuestra relación personal ser llenos de su presencia y que sea el Espíritu Santo nos gobierne y vivamos una vida victoriosa a la cual hemos sido llamados.
Josué Gilberto Peña Martínez