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TU REY VIENE A TI


El pueblo cristiano inicia el periodo de Semana Santa; con la entrada de Jesús a Jerusalén como Rey se observa a Jesucristo en el centro de la escena y nos muestra tres cosas: su valor, su realeza y su invitación.

I.- NOS MUESTRA SU VALOR:

Jesús sabía perfectamente bien que estaba entrando en una ciudad hostil, por muy alegre que se muestra la multitud, la mayoría de las autoridades religiosas le odiaban y habían jurado eliminarle; y eran ellas las que tenían la última palabra. En tales circunstancias, cualquiera habría considerado que el valor era compatible con la prudencia; y si Jesús tenía que ir a Jerusalén, bien hubiera podido entrar protegido en la noche y dirigirse a su refugio por las calles traseras. Pero Jesús entró a Jerusalén de una manera que lo colocaba en el centro del escenario y atraía todas las miradas. Es el tiempo para Jesús de mostrarse públicamente como Rey, aunque esto provoque enojo a los que están en contra de Él. Como cristianos en éste tiempo de peligro es importante tener valor para vivir libres de temores y estar confiados del cuidado del Todopoderoso que nos ayuda a cumplir el propósito en la vida de cada  discípulo .

II.- NOS MUESTRA SU REALEZA:

La segunda enseñanza que se encuentra es lo relacionado como Rey. Al entrar en Jerusalén la multitud lo recibe como a un Rey. Algunos extienden sus túnicas a su paso y cantan una salutación que se daba a los peregrinos que entraban a la ciudad Bendito el que viene en el Nombre del Señor  (Salmo 118:26).  Otros exclamaban ¡Hosanna! Que significa “salva ahora. A través del canto el pueblo hace un llamado a Jesús como el Ungido de Dios ¡Sálvanos te suplicamos oh Señor!, esencialmente es un grito de un pueblo pidiendo liberación y ayuda en el día de angustia; es el clamor del pueblo oprimido a su Salvador y Rey, al que tiene todo el poder y autoridad no solo de entrar a Jerusalén sino también en el  Templo para limpiarlo  de aquellos hombres que lo ven como un lugar de negocio  en lugar de casa de oración .

III.- INVITACIÓN DEL REY:

Al finalizar nos muestra su invitación. No era sentarse en un trono lo que pretendía, sino ser Rey de sus corazones. Vino humildemente y cabalgando sobre un asnillo. Debemos tener cuidado de entender el verdadero sentido de ésta acción, en occidente la utilización del asno no tiene mucho valor; pero en Oriente y en el tiempo de Cristo el asno era considerado un animal noble; era común que un rey entrara en una ciudad cabalgando sobre un asno, pero en el caso de Jesús era una señal de que venía en son de paz. El caballo era la montura para la guerra, el asno era la montura para la paz, mostró que había venido no para destruir, sino para amar, no para condenar, sino para salvar, no por las fuerzas de las armas, sino por las del amor.

Así pues, a la misma vez, vemos el valor de Cristo, su realeza y su invitación.

  Era su última invitación a que le abrieran no las puertas de sus palacios, sino las de sus corazones.

Pbro. Raúl Rosas González