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TRES RESPUESTAS A LA ORACIÓN


2 Crónicas 7:14 “Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”

En este versículo Dios contesta la oración de Salomón y le dice personalmente que si su pueblo se arrepiente puede regresar a él y tener un gran despertar espiritual.

¿Cuándo vendrá un avivamiento o despertamiento espiritual?

I. Cuando seamos humildes

Job 5:11 “él enaltece a los humildes y da seguridad a los afligidos”

Salmo 138:6 “Aunque el Señor está en lo alto, se fija en el hombre humilde, y de lejos reconoce al orgulloso”

Salmo 147:6 “El Señor levanta a los humildes, pero humilla por completo a los malvados”

Isaías 57:15 “Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: “Yo vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y aliento”

La humildad significa: un espíritu de quebrantamiento, de mansedumbre y de contrición.

El Señor quiere que veamos nuestro valor pero al mismo tiempo nos invita a tener mansedumbre.

La grandeza de Dios debiera llevarnos a la humildad. En ese tiempo, Dios se reveló a su pueblo. Cuando llegó el momento de la dedicación del templo, centenares de músicos levitas, de sacerdotes, porteros y sirvientes empezaron a desfilar hacia el templo. Cuando lo hicieron, Salomón se arrodilló en oración y repentinamente el lugar se llenó con la gloria del Señor y Dios les habló. La gente se humilló ante la majestad de Dios.

Si nosotros pudiéramos tener un reflejo de la gloria ilimitada y del infinito poder de nuestro gran Dios, caeríamos sobre nuestros rostros en humildad como millares lo hicieron ese día. Dios es tan grande que Salomón declaró: “…los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener…” (2 Crón. 6:18). Dios es grande. Esa grandeza nos hace ver nuestra pequeñez. ¿Ha estado alguna vez cerca de una persona físicamente fuerte?

*Piense en David y Goliat, humanamente se ha de ver sentido pequeño e insignificante.

* Piense en los enviados a la tierra de Canaán que ellos se veían como si fueran langostas, es decir chapulines o saltamontes. Y si nosotros ocupáramos el lugar de esos personajes nos sentiríamos con humildad. Acerquémonos a Dios y nuestro orgullo se desvanecerá…

Salomón era un hombre con cualidades especiales era el hombre más sabio de la tierra mas rico y poderoso. Sin embargo, él fracasó miserablemente vez tras vez. Nuestros fracasos debieran hacernos humildes.

Ejemplo: En Nínive, Jonás predicó durante cuarenta días, prediciendo al pueblo que serían castigados por causa de sus pecados. Desde el rey hasta el más humilde se pusieron “en saco y cenizas”. Dios los perdonó. La humildad es el primer paso para el avivamiento, despertar espiritual y bendición.

II. Cuando oremos y busquemos a Dios

El texto nos habla duro: “Si se humilla mi pueblo… y oran y buscan mi rostro…”

Necesitamos orar por nosotros mismos. Salomón lo hizo. Se puso de rodillas y oró por su propia vida. Es la oración más larga registrada en el Antiguo testamento. La Oración más larga del Nuevo testamento Jesús la hizo en Getsemaní cuando intercedió por todo el mundo. El Himno 110 declara: “Oí la voz del Salvador decir con tierno amor: ¡Oh! Ven a mí, descansarás, cargado pecador. Cansado estaba y sin tardar, a Cristo acudí , y luego dulce gozo y paz por fe yo recibí” Jesús dice: “…cuando ores, … cierra la puerta… ” (Mat. 6:6). Debemos ir a nuestra recámara y cerrar la puerta. Aquí es donde empezamos.

III. Cuando nos volvamos de nuestros malos caminos

El mal camino de olvidarse de Dios debe ser dejado. Salomón vio cómo su pueblo se olvidaba de Dios.

Jeremías 2:13, 32, habla de la misma experiencia. El profeta dice que una novia no olvida sus joyas o su vestido de novia, pero el pueblo de Dios lo olvidó a él en incontables ocasiones. Volvámonos de este olvido de Dios. El mal camino de abandonar la casa de Dios debe ser dejado. La gente ha abandonado la casa y la causa de Dios. En la época del texto el pueblo traía numerosos sacrificios. Los primeros frutos de la tierra y de sus ganados eran traídos también. El tiempo pasó ,su dedicación, consagración y búsqueda de Dios se enfrió. Pronto se olvidaron. Al precio de su propia sangre, Jesús nos dio la iglesia. Y muchos la han olvidado.

El mal camino de la vida inmoral debe ser dejado. En el Antiguo Testamento leemos la historia del rey Manases, un rey cruel y malvado sobre el pueblo de Dios (2 Crónicas 33). El introdujo religiones paganas, sacrificó niños en altares paganos y profanó la casa de Dios. Por sus pecados, Dios permitió que ejércitos paganos se lo llevaran cautivo. Allá en Babilonia, entre la gente de la tierra, Manases se arrepintió y clamó a Dios. El Señor lo escuchó y lo restauró al trono. Si Dios hizo eso por Manases, también está dispuesto a perdonarnos, limpiarnos y renovarnos a nosotros. ¿Estamos dispuestos a que Dios nos avive?

CONCLUSIÓN: RECORDEMOS LAS TRES RESPUESTAS A LA ORACIÓN SERÁN

1.- Oiré desde los cielos,

2.- Perdonaré sus pecados y

3.- Sanaré su tierra.

Pastor:  Rodolfo Torres