Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


Tres pasos en tu desierto


El desierto es interpretado en la Escritura como un instrumento de prueba que en sí mismo no es determinado el resultado, puede formar una generación de creyentes o terminar con una generación pesimista e incrédula. En el caso del pueblo de Israel liberado de Egipto, pasar por él con llevó un propósito de forjar su carácter para prepararlo para la conquista; sin embargo, fue una transición generacional que separó dos generaciones: una de queja y otra de conquista, una que reprobó la prueba y otra que la aprobó, una que sólo vio la mano de DIOS y otra que conoció su rostro. El desierto no es el final de una generación es la gestación de su fe.  De los momentos más caóticos y críticos de la vida es que DIOS usa para formar tu carácter. Pasarte por pruebas tiene como cometido fortalecer tu fe preparándote para conquistar y su Nombre dar a conocer (Josué 2:10 y 11). Tus pasos por el desierto son inminentes, deberás pasar por él, es pues tu fe asegurarse en cómo darlos, que indiquen has salido de él y te perfilas a conquistar. Tus pasos deberán ser en tres direcciones: convicción, relación, y conversión. Una convicción que trace tu alcance y no según la extensión de tu desierto, ni tampoco de acuerdo a estadísticas y pronósticos; una relación que te acerca a DIOS alejándote de la contaminación y dando un legado a tu sucesiva generación; una conversión que te dé sabiduría y descernimiento para no permitir lo que sea ocasión de mala influencia para tu fe y tu siguiente generación.

El desierto es una experiencia para tu fe, debes salir de él y no quedar en él, tu propósito es avanzar hacia el alcance de DIOS para ti, tu familia, y generación.

La convicción no se basa en qué creer sino en quién hacerlo.

La generación nacida en el desierto obtuvo convicción en quién es DIOS más que algo en que creer, y a pesar de ello en la ausencia de su líder por 40 años quiso sus sueños abandonar. No olvides que en tu desierto está DIOS, de manera natural serás orientado a buscar respuestas y salidas pero no se trata qué creer para obtener, se trata en quién creer y de cómo en Él está tu conquista.

Comúnmente se pregunta ¿Ya no sé ni qué creer? Tantas, luchas, pruebas, aflicciones, pero orienta tu corazón a creer en DIOS y en Él hallar todas tus respuestas. La convicción llevó a la generación de conquista a una relación con DIOS. El paso de la relación debe ser tal que genere un legado para la siguiente generación. No es en la exclusión de la familia es la unidad de la misma, no es “yo y mi relación con DIOS”, es “Yo y mi casa”. No sólo es ver por ti sino por los tuyos, es hacer lo que te corresponde en cuanto a cobertura paternal.

El tercer paso fue un cabo suelto en la generación de conquista. Sí estaban persuadíos por su fe que generó una relación con DIOS pero al ser convertidos fueron permisivos. No arrojaron a pueblos que debieron hacerlo (Josué 13:13, 15:65, 16:10, 17:12, 13, Jueces 1:27) y eso provocó una mala influencia para su sucesiva generación. La conversión no es un mero convencimiento es sabiduría y discernimiento para no permitir aquello que sea ocasión de corromper principios bíblicos en las siguientes generaciones. Una generación de conquista debe hacer de su siguiente otra generación de conquista.  Que tus pasos por el desierto sean en: convicción, relación y conversión.

 

Pbro. Sergio Jonathan Lozano.