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¡TENED ÁNIMO, YO SOY, NO TEMAS!


 Estos días nuestra nación, sufrió los estragos de 2 huracanes, Ingrid y Manuel, dejando desafortunadamente varios muertos e inundaciones en 2 terceras partes de nuestro país, muchas familias están sufriendo por las pérdidas y por el temor de inseguridad en el futuro.

Como pueblo de Dios es un tiempo de ayudar a corto plazo con hechos palpables del amor de Dios, como Jesús lo hizo en el tiempo que vivió entre nosotros dando alimento al hambriento y salud al enfermo; desde luego principalmente la salvación y la paz interior que da como resultado de ser perdonados.

Como Iglesia es tiempo de recordar cómo Jesús se presentó a sus discípulos cuando enfrentaron el peligro de morir en medio de una tormenta en el mar y los ayudó para que no perecieran.

Hay Principios importantes que hay en ésta historia Bíblica (Mateo 14: 22-33) que nos ayudan en el presente para enfrentar las adversidades “porque el viento era contrario”. Hay etapas de nuestra vida en que alrededor de nosotros las circunstancias son adversas y no avanzamos y por más que nos esforzamos estamos en el mismo lugar, y el peligro de la pérdida de algo o alguien está presente.

“Vino Jesús en la noche”, no solo son importantes las circunstancias, sino también el tiempo. Los discípulos estuvieron luchando para sobrevivir casi toda la noche (es muy probable pidiendo ayuda en oración) y nada sucedía, la tempestad no se detenía, en ésta circunstancia la fe que tenemos en Jesús se debilita.

Cuando estamos frente a la muerte, la enfermedad o cualquier adversidad, peligra nuestra fe y la visión de la vida cambia. Jesús no nos deja, Él va con nosotros, pero por el miedo al peligro no nos damos cuenta de su presencia.

Jesús se presenta ante los discípulos y les dice:” ¡tened ánimo!  No están solos”, el Yo Soy del antiguo testamento está aquí, Dios poderoso que tiene dominio sobre la naturaleza, como Creador y Rey; por lo tanto le dice a sus discípulos “no teman”.

Cuando el temor toca nuestra vida, recordemos que no estamos solos, recordemos las palabras del profeta Is 43:2 “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán, cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.

Jesús detiene el viento con su poder y el peligro de morir se soluciona. Lo único que nos pide Dios es vencer la duda, pidamos crecer en la confianza de que nada nos separará de Dios.                                                                                                                                                                     ¡Ten ánimo, no temas!

Pbro. Raúl Rosas González