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¿Sobre quienes viene la gloria de Dios? – Shekinah Navideña parte 3


       Al revés de lo que muchos dirían, que la gloria y los favores de Dios vienen sobre personas excepcionales y que sólo le habla a personas especiales o muy espirituales, el nacimiento del Señor nos muestra que Dios no hace acepción de personas (Stg 2) y no solamente les habla sino que hace sus maravillas y perfecciona su adoración a través de ellos. En esta tercera parte hablaremos de José, el esposo de María. Mateo 1 dice que estaban comprometidos “pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo. José, su prometido, era un hombre bueno y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado” (NTV). José es un personaje que aparece solo durante los primeros cinco años en la vida de Jesús (y después no sabemos más de él), primero en esta ocasión donde Dios acomoda todas las cosas para que el hijo de Dios no nazca de una mujer que, por estar embarazada sin casarse, sería avergonzada y quizás hasta apedreada (por su pecado de fornicación). No parece que José sea alguien muy especial, sin embargo, su carácter queda demostrado en la forma en la que actúa; para las personas en el tiempo de Jesús era muy fácil divorciarse o “repudiar” a su mujer, solo había que darle una carta y listo, era muy usual que la gente lo hiciera (por eso la discusión de Mateo 19 y la reacción de los judíos ante la respuesta de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio). Aun la historia bíblica señala al famoso patriarca Judá como alguien que, en un caso similar, dijo “Sacadla y sea quemada” (Gn 38:24) así que, ya de entrada José no es un hombre cualquiera, y aunque uno podía pensar que quería a la muchacha, el amor tampoco era el motivo de unión matrimonial en aquellos días. La Biblia dice que era justo (en otras versiones bueno o recto) así que en lugar de hacer el asunto público y hacer el escándalo que ameritaba el caso, decidió dejarla en secreto, lo cual muestra también su gran carácter. Después de esta reflexión es cuando el ángel le explica que esto viene de Dios y la identidad que el niño tendría y, aunque el ángel no lo obligó a quedarse con ella (sólo le dijo no temas recibirla por esposa), José la tomó y obedeció, convirtiéndose en papá de un hijo que ni siquiera era suyo, y aun esperando sin tener relaciones con su LEGITIMA esposa hasta que Jesús naciera… ¡Wow! ¿No? ¿A cuántas personas conoce usted con semejante desapego de sus intereses a favor de los intereses de alguien más (aun de su pareja)? Como resultado, José se vuelve testigo de las maravillas del nacimiento de Jesús, la visita de pastores, magos, las palabras proféticas de Ana y Simeón, etc… ¿De cuántas gloria no seremos participes si tan solo obedecemos y seguimos la bondad que hay en nosotros mismos y que, ultimadamente, también viene de Dios?

Pbro. Efraín Reyes Bonilla.