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¿Sobre quienes viene la gloria de Dios? – Shekinah Navideña parte 2


     Al revés de lo que muchos dirían, que la gloria y los favores de Dios vienen sobre personas excepcionales y que sólo le habla a personas especiales o muy espirituales, el nacimiento del Señor nos muestra que Dios no hace acepción de personas (Stg 2) y no solamente les habla sino que hace sus maravillas y perfecciona su adoración a través de ellos. En esta segunda parte hablaremos no sólo de María sino de Zacarías y su familia. Lucas explica que él era un sacerdote y su esposa (Elisabet – pariente de María) era descendiente de Aarón, pero no habían podido tener hijos porque ella era estéril; un día le tocó a Zacarías entrar al Lugar Santo para ofrecer el incienso y allí un ángel le apareció y le anunció el nacimiento de su hijo, aquél que cumpliría la promesa hecha a través del profeta Malaquías 400 años antes (Mal 4:5-6) acerca del regreso del profeta Elías. A pesar de que él dudó (y como resultado quedó mudo durante todo el embarazo), su esposa quedó embarazada y al sexto mes de su embarazo, después de que María recibió también la noticia de su propio embarazo, ésta fue a visitar a Elisabet; la historia dice que cuando Elisabet oyó el saludo de María la criatura saltó en su vientre y ¡fue llena del Espíritu Santo!… ¿qué tal para aquellos que piensan que la llenura del Espíritu Santo sólo puede ser ministrada? Los niños eran tan solo un feto y un embrión y ¡ya estaban actuando! El hermoso y HUMILDE carácter de María queda claro en lo que sucede después, cuando comienza a alabar a Dios en un precioso “cántico” que la iglesia durante siglos ha llamado el “Magnificat” (primera palabra del cántico traducida al latín – Lc 1:46-55), en el cual hace referencia a Salmos 34, 35, 71, 98, 103, entre otros escritos bíblicos…. ¡Es un canto poderoso! Tome usted un tiempo para estudiarlo; aún el carácter de Elisabet queda claro cuando dice, (a pesar de ser más grande de edad y haber recibido primero la promesa de un hijo) “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?”. La historia de estos ejemplares padres cierra al final del capítulo uno cuando Zacarías recupera el habla después de indicar en señas que su hijo se llamaría Juan, y lo primero que profesa es también un cántico de alabanza a Dios, llamado tradicionalmente el “Benedictus” (también por la traducción al latín de la primera palabra usada en él – Lc 1:68-79), otro poderoso “canto” profético que hace referencia a Salmos 18, 72 y 132 además de los profetas Ezequiel, Daniel y Malaquías. ¿Quién mejor que estas personas para ser padres de Juan el bautista? Aunque la historia parece sencilla y hubo dudas en Zacarías, tanto María como los padres de Juan tendrían que estar dispuestos a que sus hijos murieran martirizados. ¿Cree usted que está listo para recibir este tipo de bendición? ¿Estaría dispuesto a entregar y dedicar sus hijos a Dios no importando si al final sufrirían muertes tristes? ¿Es su corazón un corazón justo como el de Zacarías y su esposa? ¿Es usted un adorador y conocedor de la Palabra Santa? ¿Anda usted irreprensible (intachable) en los mandamientos de Dios?… El Señor quiere derramar su gloria sobre su pueblo… ¿Tenemos lo que se necesita para recibir esta gloria Shekinah?

Pbro. Efraín Reyes Bonilla.