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SIN LÍMITES NI OBLIGACIONES


 ¿Dónde comienzan los problemas de delincuencia, perversión sexual, adicciones y violencia (entre otros) que viven los jóvenes en la actualidad?… en casa! Todo comienza cuando somos pequeños, cuando no es posible procesar con madurez cosas como los derechos de otros, el respeto a las personas, la sujeción a la autoridad, los límites, la obligatoriedad de algunas cosas, el desinterés y la búsqueda del bien común; por el contrario, cuando uno es niño no considera los derechos de los demás, no respeta a nadie, no se sujeta por decisión propia, no tiene límites, no considera cosa alguna como obligación y busca primero su propiedad y sus beneficios. Estas cosas SOLO PUEDEN SER (mal o bien) APRENDIDAS EN CASA cuando somos niños, y quizá hasta los quince años aún puede hacerse algo; el formato bíblico es la disciplina, el castigo físico, el establecimiento de límites, el responder por nuestros actos, la institución de obligaciones en casa y el enseñarlos a dar a otros desinteresadamente, valores que DIOS NOS ENSEÑA CON TODA CLARIDAD EN SU PALABRA

Si usted es de los que está enseñando a sus descendientes que debo exigir primero mis derechos, que debo respetar a otros sólo si se ganan ese respeto, que a la autoridad debemos sujetarnos sólo si esta es justa y ve por mis intereses, no pone límites sino que les dice que el mundo es suyo y que pueden tener como amigos a quien sea, si no les pone obligaciones en casa y no los reprende cuando son desobligados, si les enseña a pasar por encima de los demás para lograr sus metas, y si no les enseña a preocuparse también por otros (y no sólo por los de su casa), no se sorprenda en diez o quince años y por favor no se atreva a decir que Dios lo está poniendo a prueba, simplemente estamos cosechando lo que sembramos, y esto es el haberles enseñado valores anti bíblicos. Si usted ya se dio cuenta de su error y aún tiene hijos o nietos pequeños por favor CORRIJA (antes que sea tarde); si ya son grandes, aun puede enseñarles lecciones (como la humildad, el trabajo, la obligación y el desinterés), pero sobre todo, apóyelos cuando estén sufriendo por sus malas decisiones (lo cual seguramente ocurrirá), después de todo Cristo restaura al corazón que verdaderamente reconoce su maldad y, aunque Él pocas veces retira la consecuencia de nuestros pecados, es capaz de enderezar el árbol más torcido… No tenga miedo y recuerde: Daremos cuentas..

Pbro. Efraín Reyes