Jesús a menudo enseñó empleando parábolas. Una parábola es un relato sencillo tomado de la vida diaria que revela la verdad sobre el reino de Dios a los que tienen corazón dispuesto para oír.
Jesús emplea la parábola del Sembrador (Mr. 4:1-20) para ilustrar cómo será recibido el evangelio en el mundo:
1.La conversión y la capacidad para dar fruto dependen de cómo uno reaccione a la palabra de Dios (Mr. 4:14).
2.En el mundo habrá una reacción variada al evangelio. Algunos que oigan no entenderán (Mr. 4:15), otros creerán y se salvarán pero después se apartarán (Mr. 4:16-19), otros creerán y serán salvos, perseverarán y llevarán fruto en diversas proporciones (Mr.4:20).
3.Los enemigos de la Palabra de Dios son Satanás, las preocupaciones mundanas, las riquezas y los placeres. (Mr. 4:15,19).
En esta parábola hablaremos del carácter del sembrador. La Biblia dice “He aquí el sembrador salió a sembrar” Mr. 4:3. Es necesario que comprendamos la importancia de salir, denota disposición de trabajar, indudablemente se refiere a una persona fiel y obediente que ha escogido cuidadosamente la semilla que es la Palabra para sembrar abundantemente. Lo que no debemos hacer como sembradores es ser descuidados y perezosos, sin prepararnos bien en el estudio de la palabra y en oración para sembrarla.
Otro elemento importante de esta parábola es la semilla que es la Palabra de Dios. La Escritura nos enseña que en Is. 55:11 “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para que la envié”. Esa poderosa palabra primero trae cambios a nuestra vida para las decisiones que tomemos y se experimenta una renovación de nuestro entendimiento para vivir en la voluntad de Dios que es agradable y perfecta.
A medida que estamos viviendo en obediencia la Palabra, la compartimos con otros en forma natural, sembrándola en los corazones con la seguridad que veremos a muchas personas recibiendo a Jesucristo como su Salvador y Señor, de esta manera se reproduce el cambio en los demás y así sucesivamente en la sociedad.
En este tiempo que estamos viviendo de inseguridad, peligro e incertidumbre, es necesario que nuestra sociedad sepa que existe Dios y que nos ama y tiene el poder para ayudarnos, trayendo cambios en lo personal y a todos a nuestro alrededor, pero se requiere de hombres y mujeres fieles que siembran abundantemente la Palabra de Dios.
Pbro. Raúl Rosas González