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REVERDECEREMOS


Es una característica del pensamiento del mundo el clasificar a las personas y darles etiquetas: Ganador, perdedor, gordo, rico, pobre, naco, tonto, viejo, etc. Con esa idea en mente, muchas personas que podrían haber salido adelante a pesar de sus limitaciones “se quedan en el camino” y crecen viviendo con la etiqueta que les fue puesta, haciendo de ella su identidad.

Los judíos en la antigüedad llamaban a sus hijos según lo que esperaban de ellos o lo que les había ocurrido antes de que ellos nacieran, por ejemplo Lea llamó a su cuarto hijo Judá, teniendo en mente su agradecimiento a Dios y su deseo de alabarlo; debió haber sido lindo tener toda la vida un nombre que significa algo positivo, pero imagine lo que es llevar todo el tiempo un nombre negativo…

Lo increíble de Dios es que mira más allá de lo que el hombre mira, Él ve posibilidades, Él llama a las cosas que no son como si fueran, Él hace nuevas todas las cosas. Acerca de Trinidad, Dios ha dado palabras proféticas fuertes, muchas de bendición y crecimiento, algunas de limpieza y corrección, pero siempre nos ha visto con misericordia y amor. Una de las palabras más recientes dadas a nuestros pastores es la siguiente: Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo, Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta nueva. (Job 14:7-9 RVR1960). Esto tiene varios significados para los miembros de Trinidad tanto en lo individual como en lo general y seguramente estaremos hablando con frecuencia acerca de ello, por lo pronto permítame decirle que Dios nos quiere reverdecer, Él quiere darnos vida aun si había muerte en nuestros espíritus (o aun en nuestros cuerpos), renovarnos y que produzcamos fruto permanente… ¿Quién como nuestro Dios? El Dios de los tiempos, de los ciclos, de las estaciones… Gloria a su nombre porque sigue hablando acerca de Trinidad con este amor, paciencia y misericordia con la que nos ha mirado desde siempre, desde hace casi 120 años que somos una iglesia, razón por la cual podemos decir como se dijo antaño: Eben-ezer, hasta aquí nos ha ayudado Jehová.

Pbro. Efraín Reyes Bonilla