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Retornando a lo sano y esencial


Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Génesis 1:26-31.

El principio perfecto de nuestro origen como seres humanos es en Dios, así también el principio de la iglesia es en Cristo, bajo su Palabra.  Es por esto que debemos poner especial cuidado en las relaciones especiales que son para nuestra bendición.

1. Cuidemos la imagen de nuestro Creador.

Relación esencial. Es de vital importancia nuestra relación con Dios. Pero desde luego bajo sus principios y no bajo nuestra conveniencia o argumentos fuera de la sana doctrina bíblica.

Guardemos la comunión. Si haces un propósito de año nuevo, pronto estar en comunión constante con  Dios.

Rindamos adoración. Si vas a adorar, no adores al dios mamón (materialismo), adora al único Dios verdadero.

Alimentemos la relación. El respeto a los principios bíblicos, es esencial para una buena relación con Dios. Hay gente bien intencionada, pero con malas conductas.

Así, la imagen que proyectemos de Dios al mundo, será la adecuada.

2. Cuidemos nuestra familia.

Relación fundamental. Es fundamental cuidar de nuestra familia. No hay familias perfectas ni ideales, pero si hay familias que se aman, cuidan y funcionan.

Apreciemos la bendición de la familia. Dios nos ha hecho habitar en familia, ¡no estaos solos! Demos gloria a Dios por ello.

Fortalezcamos los lazos del matrimonio. Para el cónyuge, después de Dios, la relación más importante es con su cónyuge, eso es fundamental.

Cultivemos la armonía hogareña. Que nuestros hogares sean verdaderos refugios, cuarteles de amor, y no cuevas frías y oscuras donde no hay convivencia.

3. Cuidemos los recursos que Dios nos entrega.

Relación efectiva. Tenemos claro que nuestra morada está en los cielos, así que aquí somos peregrinos, pero lo que se nos entrega, debemos administrarlo para gloria de Dios, sabiendo que no se nos da para deleites, sino para el servicio del reino de Dios.

Seamos buenos administradores de las bendiciones materiales. Gastemos en lo necesario solamente.

Hagamos fructificar los bienes que Dios nos da. No debemos amar al dinero pues es raíz de todos los males, pero si debemos esforzarnos para ayudar a quien menos tiene, así fructificaremos los bienes que Dios nos da.

Aportemos a la salud y el bienestar del entorno en el que Dios nos puso. Siempre será bueno y estará dentro del corazón de Dios, dar de gracia lo que de gracia recibimos.

Pbro. David Almanza Villalobos