Mientras caminaba por una plaza comercial vi el despliegue de productos que se venden para estos días y vi uno que decía Reinventando el amor (llénate de besos, abrazos y caricias). Para nuestra cultura el amor se volvió una expresión física, un asunto de expresarnos físicamente hacia quien amamos, independientemente de si esa persona es mi esposa(o) o no, si es del sexo opuesto o no, si es esposa(o) de alguien más o no; todo el asunto se trata de saber si quiero mucho a la persona y ella me quiere a mí, no importando si este sentimiento dura o no, y sin importar cosas como el compromiso, la pureza o el respeto. Llegamos al tiempo donde la cultura invade a la Iglesia y no la Iglesia a la cultura, donde la gente se deja llevar por lo que dicte su corazón dejando a un lado la fuerte enseñanza bíblica en Jeremías 17 donde se nos enseña que “el corazón es engañoso más que todas las cosas y perverso” y por lo tanto dejarme llevar por él es un error. El libro de Romanos capítulo 8 enseña que si vivimos según la carne (según nuestra naturaleza humana-versión PDT) no podemos agradar a Dios. Quien piensa que el amor necesita ser reinventado claramente no conoce a Dios porque Él es amor, Él lo inventó y fue quien nos dio a conocer su significado y características correctas, las cuales claramente no son besos, abrazos y caricias (al menos no con alguien que no es tu esposo(a). En las bodas latinoamericanas es costumbre que la novia vista un vestido blanco y aunque el asunto perdió su significado, el sentido original hacía referencia a la novia vestida de lino limpio y resplandeciente que corresponde a la santidad y la pureza con las que una joven debía llegar a su boda. Por otro lado, uno de los momentos más emocionantes y llenos de significado en una boda, es cuando se hace la pregunta ¿Quién entrega a esta mujer para se case con este hombre? El padre dice su nombre y hace la entrega al muchacho quien la recibe… ¿Cómo vas a entregar a tu hija hermano? ¿La vas a entregar ya abrazada, besada y llena de caricias? ¿Su vestido está reflejando pureza y santidad o solo nos vestimos así por costumbre? Dios es perdonador y se complace en misericordia, por lo cual este escrito no es acerca de los errores que cometimos en el pasado. Es un llamado a cambiar, a dejar de permitir que esa idea boba acerca del amor nos invada, es un llamado a los jóvenes para caminar en pureza y santidad y dejar de hacer lo queramos, es un llamado a los padres para no permitir a sus hijas a entregar su pureza a nadie que no sea su esposo, es un llamado a los padres a enseñar a sus hijos (varones) que la verdadera hombría no es “meterse” con mujeres sino respetarlas, ser fieles a una sola y vaciar nuestras necesidades físicas sólo en la santidad del lecho marital, nunca antes… ¿Estos días honraremos el amor y la amistad verdaderos o celebraremos la carne y la vida guiada por el corazón?
Pbro. Efraín A. Reyes Bonilla