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PERFECCION CRISTIANA


       ¿Sabía usted que uno de los elementos principales de nuestra doctrina como metodistas es el énfasis que ponemos en el asunto de la SANTIDAD? A diferencia de otras iglesias, en la Metodista creemos que la salvación no es simplemente un boleto que se obtiene una vez y a partir de entonces uno puede hacer lo que sea (seguir mintiendo, andar en perversiones, lastimar a otros, etc.), total, la salvación está asegurada y una vez que soy hijo de Dios nunca podré dejar de serlo –piensan ellos–.Todo lo contrario, pensamos que la vida cristiana inicia cuando Jesús entra en nuestras vidas (ahí somos santificados), pero ahí inicia también nuestro recorrido por la vida en Cristo, quien demanda de nosotros que seamos perfectos (santos) como el Padre lo es (Mt 5:48); aunque es cierto que no podemos lavarnos a nosotros mismos, tampoco es cierto que podemos vivir conforme a nuestros deseos (Ro 8), sino que debemos irnos renovando día a día en una escala siempre creciente, en aumento hasta que el día es perfecto (Pr 4:18). Pablo pidió que Dios nos santificara por completo (1Ts 5:23) y Pedro dice que debemos ser santos en toda nuestra manera de vivir (1Pe 1:15). Por todo lo anterior no creemos que una persona acepta a Cristo y ahí se queda sino que va creciendo en santidad cada día y que esto no opera mágicamente (o que amanecemos más santos) sino que requiere nuestra participación activa, el ir todos los días a la cruz en humildad, reconociendo nuestra maldad y pidiendo ser lavados; esto tampoco significa que siempre estaremos pidiendo perdón por el mismo pecado (una y otra vez) sino que cada día seremos más como Cristo, porque cada día tomaremos nuestra cruz y le seguiremos (Lc 9:23). Tal vez ya se dio usted cuenta de que no solo es posibledecrecer en la vida cristiana sino que aun es posible perdernos (perder nuestra salvación lo cual llamamos apostasía); según Hebreos 6, es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. En varias partes del libro de Hebreos (cap 3, 4, 6 y 10) se nos explica el peligro de menospreciar la sangre del Cordero viviendo a nuestro antojo. El libro de Mateo del capitulo 23 al 25 (así como en el 7:21-23) habla de cómo los hijos perdieron su lugar y fueron separados de la salvación por diferentes razones; Romanos 11 explica que si los judíos fueron castigados, ¿Por qué no lo seriamos nosotros que somos como una rama injertada en el tallo hebreo?… Estas no son todas las referencias, y aunque a mí me gusta hablar de la santidad en términos positivos, esta vez creí prudente el escribir en forma de advertencia, antes que sea tarde, antes que dejemos de experimentar el eterno amor de Dios para comenzar a experimentar otra parte de su carácter… No lo olvides hermano, todo lo que el hombre siembra, eso cosechará (Gal 6).

Pbro.Efraín A.Reyes Bonilla