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QUE BONITA BOCA


Hay muchos hijos de Dios que han dejado atrás su pasada manera de vivir, han dejado el alcohol, las fiestas, el adulterio, el robo, las mentiras, los pleitos, entre otros; esto ya es mucho decir especialmente porque no es fácil dejar lo que antes nos dio satisfacción, alegría y hasta dinero y posición. Sin embargo existe un mal que visto en el pueblo de Dios y es el mal uso de la boca; me refiero a personas que hablan mal de otros, que critican a sus hermanos, que dicen majaderías, que esparcen rumores, que copian malas frases y las vuelven suyas, que cuentan chistes ofensivos o se burlan de otras personas, que se quejan todo el tiempo, que hablan mal del gobierno, los jefes, los pastores y las autoridades en general asegurando que ellos lo harían mejor sin nunca haber estado en sus zapatos, que hablan apresuradamente sin pensar en las consecuencias de sus palabras, que bajo la bandera de “es que yo soy muy honesto” dicen todo lo que piensan sin cuidar las formas, que manipulan, que enseñan falsedades, que exageran, que mienten, que hablan hipócritamente… Si pensamos que Dios se quedará de manos cruzadas mientras hacemos esto estamos en un grave error, esto es pecado y habrá consecuencias fuertes sobre nuestras vidas…

Este es un tema muy predominante en la Biblia, muchos versos enseñan al respecto, lo que denota la gran importancia que tiene para Dios que aprendamos a dominar nuestra lengua (Pr 10:19-21, 12:14, 13:3, 15:2,28, 18:13, 21:23, 1Pe 3:10, Mt 12:37, Stg 1:26 y el increíble pasaje de Stg 3:1-12, entre muchos otros). Según la enseñanza bíblica, por ejemplo:

  • Es importante lo que decimos tanto como lo que no decimos
  • Debemos controlar nuestras ganas de hablar todo lo que pensamos
  • Hablar de más produce pecado, calamidad y angustia
  • Responder antes de escuchar produce necedad y vergüenza
  • Hablar fuerte produce ira pero responder suave la quita
  • El chisme y la indiscreción hacen que nuestros amigos se alejen
  • Cuando el burlador se va se acaba el pleito y la afrenta
  • La lengua descontrolada produce gran daño
  • Las palabras ociosas (ciertos chistes y hablar por hablar) producen destrucción que no se puede controlar
  • Tus palabras dejan ver claramente lo sabio o necio que eres

Hermano amado: Cuida ya tus palabras, decide de una vez por todas poner freno a tu lengua, discreción a tu hablar, no produzcas contienda, habla paz, dirígete a tus hermanos (y especialmente a ellos) en una forma mas dulce y adecuada… Honra al Señor con TODO tu cuerpo, incluyendo tu lengua.

Pbro. Efraín Reyes Bonilla