El último libro del A.T. profetiza del ministerio de Juan el Bautista, de preparar al pueblo judío principalmente y a los no judíos llamados gentiles, que el tiempo de la visitación del Mesías había llegado.
Esta profecía se cumple y los evangelios la describen; a Juan el Bautista que predica el arrepentimiento, es decir, dejar la vida sin Dios, cambiar de mente y corazón y regresarse a Dios; de esta manera cuando Jesús inicia su ministerio mucha gente estaba preparada para su mensaje.
Al finalizar este año, muchas personas solo relacionan la celebración del nacimiento de Jesús con fiestas, comidas y regalos. Es importante que como Iglesia proclamemos y vivamos un mensaje diferente, es decir, que dejemos el vivir sin Dios, es tiempo de arrepentimiento, busquemos al Señor; como cristianos debemos estar dispuestos para que Dios nos use. Quiero mencionar algunos principios:
El primer principio es aprender a recibir. En el evangelio de Lucas se comenta de un grupo de personas que están cuidando su ganado, es decir, son pastores, estos por medio de un ángel son los primeros que reciben el mensaje del nacimiento del Mesías, lo buscan y lo encuentran “y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño” Lc. 2:17, al recibir tuvieron la capacidad de dar, los pastores comparten las buenas nuevas con los demás.
Otro principio importante es aprender a dar con alegría y voluntariamente, un ejemplo de esto son los sabios del oriente que viajan desde lejanas tierras para adorar y traer presentes al niño Jesús, “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” Lc. 2:11, este acontecimiento se relaciona con la divinidad de Jesús como Dios; además en conceptos prácticos, son recursos que José y María, padres de Jesús, utilizaron cuando huyen a Egipto por el peligro de que el rey Herodes asesine a Jesús.
Preparémonos como cristianos a servir, Dios desea hacernos instrumentos de bendición, Lucas describe a una mujer llamada Ana de oficio profetisa, viuda, de edad avanzada que “no se apartaba del templo sirviendo de noche y de día con ayunos y oración” Lc. 2:37, la vida de esta mujer ayudó a que muchos recibieran al Señor.
Por último consideremos que algunos hablan mucho y oyen poco , se necesita aprender a hablar menos y escuchar más, el ejemplo de este principio lo encontramos en la vida de José y María cuando presentan a Jesús en el templo, un anciano llamado Simón profetiza acerca del ministerio de Jesús “Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él” Lc. 2:33.
Que esta época navideña sea una oportunidad para que todos conozcan a Jesús a través de su Iglesia.
Pbro. Raúl Rosas González