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¿Por qué se les llama Metodistas?


En 1730, en la Universidad de Oxford, un grupo de jóvenes que incluía al mismo Juan Wesley y a su hermano Carlos, organizaron “El Club Santo.” Más tarde les apodaron “los metodistas,” debido a la manera en que conducían todas sus actividades religiosas y a su metódica aproximación al discipulado cristiano. El propósito de aquel grupo era: primeramente, el crecimiento espiritual de sus miembros por la oración, el estudio, los cánticos, la lectura de la Biblia, y un examen cuidadoso de la conducta y las tareas de cada miembro; y en segundo lugar, un ministerio práctico hacia los menesterosos y desamparados. Juan, Carlos Wesley y el grupo de jóvenes que lo acompañaron en el “Club Santo” en Oxford, fueron llamados “metodistas”. Wesley tenía un método para formar

discípulos: La “reunión de clase”. Un poco de historia nos ayuda a entender. El avivamiento metodista tomó una forma concreta cuando Juan Wesley, a partir de 1742, organizó a los convertidos en grupos —que llamó “sociedades”, “reuniones de clase” y “bandas” —donde buscaban conservar su fe, su nueva forma de vida, y mantenerse en el camino hacia la santidad. A diferencia de G. Whitefield, cuya predicación movió a miles de personas, aunque sin promover una estructura para alimentar espiritualmente a los nuevos conversos, J. Wesley organizó a los nuevos discípulos para crecer en la vida de santidad. En este sentido, fue un verdadero precursor de la misión a través de los grupos pequeños.

Hacia fines del siglo XVIII, el metodismo había desarrollado más de 10.000 de estos grupos, a los que llamó “reuniones de clase”. Estas agrupaciones integraban las sociedades metodistas, sirviendo en el desarrollo del metodismo primitivo como la herramienta por excelencia para el discipulado. Utilizando este instrumento, Wesley promovió la evangelización que llevó a una rápida y notoria multiplicación. La metodología consistía en una predicación al aire libre y la posterior invitación a que las personas se unieran a una “clase”. Inmediatamente después de la predicación evangelística se integraba a los interesados en nuevas o ya existentes “reuniones de clase” donde iniciaban el discipulado. Las “reuniones de clase” eran grupos de aproximadamente doce personas que se reunían semanalmente con un líder laico para facilitar la formación espiritual y doctrinal de los nuevos conversos, el ejercicio de una disciplina colectiva, el cuidado pastoral de los miembros. Wesley estaba convencido de que un nuevo creyente no había hecho una decisión efectiva por Jesucristo hasta que no se involucraba en un grupo pequeño. La santidad o carácter en la vida cristiana es una marca distintiva de todo metodista, la evangelización y su compromiso social los distingue; la organización y amor hacia Dios son cualidades propias de este movimiento, el ministerio laico es una característica fundamental para la expansión del Reino de Dios.

                                                                                               Pbro. Rodolfo Torres Pérez