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PENTECOSTÉS HECHOS 2:1-4


Nunca sabremos  qué sucedió  con exactitud  el  día  de Pentecostés,  pero sabemos que fue uno de  los grandes días  de la Iglesia cristiana, debido a que en él, el Espíritu Santo vino a la Iglesia en una forma muy especial. El libro de los Hechos ha sido llamado el Evangelio del Espíritu Santo; si alguna vez una doctrina necesitó ser redescubierta es la del Espíritu Santo. La venida del Espíritu: ¿El Espíritu comenzó a existir en ese momento? ¡No!. Dios es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo. En realidad Hechos aclara esto muy bien. El Espíritu Santo hablaba en David (Hechos 1:16); habló a través de Isaías (Hechos 28:25); Esteban en su discurso acusa a los judíos de haberse opuesto al Espíritu a través de toda su historia (Hechos 7:51). En ese sentido, el Espíritu es Dios, revelando su verdad y su voluntad a los hombres en toda era y en toda generación. Pero, al mismo tiempo, algo especial sucedió el día de Pentecostés. La obra del Espíritu en Hechos: Desde ese momento el Espíritu Santo se convirtió en una realidad dominante en la vida de la Iglesia primitiva. En un aspecto, el Espíritu Santo era la fuente de toda guía. Es el Espíritu el que mueve a Felipe a entrar en contacto con el eunuco etíope (Hechos 8:29); el que prepara a Pedro para la llegada de los emisarios de Cornelio (Hechos 10:19); el que le ordena a Pedro ir sin titubear con esos emisarios (Hechos 11:12); el que permite que Agabo profetice la sequía (Hechos 11:28); el que ordena que se aparte a Pablo y Bernabé para la trascendente tarea de llevar el evangelio a los gentiles (He­chos 13:2,4); el que guía las decisiones del Concilio de Jerusalén (Hechos 15:28); el que guía a Pablo, desde Asia, Misia. Pero, ¿qué significado tiene para nosotros en este siglo XXI? SIGNIFICA UNA LIMPIEZA EN NUESTRA VIDA. Esto no se refiere a la experiencia de la salvación que los discípulos ya habían recibido de Cristo Jesús. Pero sí había mucho de su vida vieja en ellos, por lo que el Espíritu de Dios llegó a barrer esos restos. Pentecostés significa la muerte al yo.

Es el Espíritu el que hace efectiva en nosotros la muerte de Jesús. Tal vez prefiramos pensar que estamos en el trono, pero el Espíritu nos dice que primero debemos morir a nuestro propio yo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado… “, dice Pablo a los Gálatas (2:20).  En Pentecostés el amor reemplaza al odio. Muchos cristianos parecen una bomba a punto de estallar. Son como volcanes a punto de entrar en erupción. Así eran los discípulos antes de aquella experiencia, por ejemplo cuando Jacobo y Juan quisieron que lloviera fuego del cielo sobre los samaritanos. En Pentecostés el evangelio es cambiado en generosidad. Así fue con Bernabé, a quien recordamos como el hombre que hizo una gran ofrenda para los necesitados (Hechos 4). Jesús nos exhortó a poner nuestros tesoros en los cielos y a no preocuparnos de las cosas materiales de este mundo. SIGNIFICA TENER UNA NUEVA VIDA. En aquella ocasión, Dios se apoderó de la vida de los creyentes y la colocó en su verdadero lugar. Es lo que todos necesitamos que ocurra. Una vida con un nuevo poder. En Hechos 1:8, Jesús lo prometió a los suyos y todos lo necesitamos. Sólo 53 días después que Pedro negó al Señor, se convirtió en el gran predicador ante las multitudes. Ya no confiaba en su espada, sino en la acción del Espíritu por medio de él. Una vida con un nuevo propósito. Por eso, Jesús dijo que ellos serían sus testigos, que tendrían una misión específica que cumplir. Seguimos teniendo ese lugar en el reino de Dios. El Espíritu Santo quiere que usemos su poder para llevar el Evangelio; él es quien nos ayuda a obedecer a nuestro Señor y Rey. Pentecostés siempre tiene vigencia. Necesitamos recibir ese poder de lo Alto, que nos permite tener una vida acorde a los principios de la nueva vida en Dios. Este día pidamos al Señor Jesús que envíe a su Santo y Divino Espíritu y que todos seamos llenos de su presencia.

Pbro.  Rodolfo Torres Pérez