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PENTECOSTÉS HECHOS 2:1-11


1. SIGNIFICA UNA LIMPIEZA DE LA VIEJA VIDA. Esto no se refiere a la experiencia de la salvación, que los discípulos ya habían recibido de Cristo Jesús. Pero sí había mucho de su vida vieja en ellos, por lo que el Espíritu de Dios llegó a barrer esos restos.

Pentecostés significa la muerte al yo. Es el Espíritu el que hace efectiva en nosotros la muerte de Jesús. Tal vez prefiramos pensar que estamos en el trono, pero el Espíritu nos dice que primero debemos morir a nuestro propio yo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado… “, dice Pablo a los Gálatas (2:20). ¿Podemos decir lo mismo? Imaginemos que vamos a un cementerio y pretendemos que un muerto nos conteste desde su tumba: es absurdo. Del mismo modo, si nuestro yo ha muerto con Cristo, no debe dar ninguna señal de vida. Ha sido crucificado y ya no puede actuar.

En Pentecostés el amor reemplaza al odio. Muchos cristianos parecen una bomba a punto de estallar. Son como volcanes a punto de entrar en erupción. Así eran los discípulos antes de aquella experiencia, por ejemplo cuando Jacobo y Juan quisieron que lloviera fuego del cielo sobre los samaritanos.

En Pentecostés el evangelio es cambiado en generosidad. Así fue con Bernabé, a quien recordamos como el hombre que hizo una gran ofrenda para los necesitados (Hechos 4). Jesús nos exhortó a poner nuestros tesoros en los cielos y a no preocuparnos de las cosas materiales de este mundo.

2. SIGNIFICA TENER UNA NUEVA VIDA. En aquella ocasión, Dios se apoderó de la vida de los creyentes y la colocó en su verdadero lugar. Es lo que todos necesitamos que ocurra.

Una vida con un nuevo poder. En Hechos 1:8, Jesús lo prometió a los suyos y todos lo precisamos. Sólo 53 días después que Pedro negó al Señor, se convirtió en el gran predicador ante las multitudes. Ya no confiaba en su espada, sino en la acción del Espíritu por medio de él.

Una vida con un nuevo propósito. Por eso, Jesús dijo que ellos serían sus testigos, que tendrían una misión específica que cumplir. Seguimos teniendo ese lugar en el reino de Dios. El Espíritu Santo quiere que usemos su poder para llevar el evangelio; Él es quien nos ayuda a obedecer a nuestro Señor y Rey.

Pentecostés siempre tiene vigencia. Necesitamos recibir ese poder de lo Alto, que nos permite tener una vida acorde a los principios de la nueva vida en Dios.

 

Pbro. Rodolfo Torres Pérez