Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Hebreos 11:20
El capítulo 11 de Hebreos define la fe como: “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Mediante ella los antiguos fueron ayudados para alcanzar buen testimonio, Abel, Enoc, Noé, y muchos más que son nombrados por el escritor.
Particularmente Moisés fue un hombre de fe y libertador del pueblo hebreo; pero nada de lo que sucedió en su vida hubiera sido posible, si no fuera por la fe de sus padres, quienes le salvaron la vida cuando faraón estaba matando a los niños hebreos. En esta ocasión trataré el tema de la fe en los padres, que produce destino y propósito en los hijos.
Amram y Jocabed (los padres de Moisés) eran del linaje sacerdotal de Leví, y les tocó vivir tiempos de opresión y esclavitud. Un decreto de muerte por parte de Faraón, puso en peligro la vida de todos los niños varones del pueblo hebreo. Pero los padres de Moisés vivieron con una fe tal, que está escrito en Hechos 7:20: “Y fue agradable a Dios”, hablando de la niñez de Moisés.
Los Padres de este tiempo podemos aprender de este ejemplo, teniendo fe de que a pesar de cualquier situación por muy difícil que sea: Dios es poderoso para cumplir su propósito en la vida de nuestros hijos. Recordemos que los hijos son la herencia que hemos recibido por parte de Dios. Este precioso regalo es valorado cuando les instruimos en la palabra de Dios, oramos por ellos y declaramos bendición y propósito de Dios en sus vidas.
Los padres de Moisés se reusaron a aceptar que su hijo creciera como esclavo, o peor aún que muriera en su niñez. Y confiando en Dios, prepararon una arquilla de juncos, adecuada especialmente para que no se hundiera, y la pusieron en el río: esperando que Dios le diera gracia a los ojos de la hija de Faraón. Conocemos la historia y sabemos que así fue, una vida que parecía destinada para lo peor, terminó abrigada en el palacio de Faraón junto a la realeza egipcia.
Así como Faraón decretó muerte a los niños hebreos, nuestros hijos tienen un enemigo: El diablo, quien ha decretado muerte y esclavitud para sus vidas. Está en campaña constante para sus vidas se pierdan y nunca vivan a la plenitud de lo que Cristo compró para nosotros. Les invito como padres a guerrear por nuestros hijos, en oración para decretar salvación, libertad de todo yugo y vida abundante; además con instrucción bíblica y ejemplo de integridad.
A pesar de los problemas y peligros que se presenten, Dios escuchará nuestra oración, honrará nuestra fe, y veremos prodigios y milagros en nuestros hijos. ¡Afirmemos nuestra fe en Dios!
Cada padre de familia puede ser con su vida, un ejemplo para sus hijos, esa es la mejor herencia que podemos dejarles.
Pbro. Raúl Rosas González