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OREMOS A DIOS


En 2 de Crónicas capítulo seis, Salomón ora en gratitud por haber concluido la construcción del templo. Es una de las oraciones más largas registradas en el Antiguo Testamento. Y una de las oraciones más extensas la encontramos en el Evangelio de Juan, en el capítulo 17. Es interesante analizar las dos oraciones: Una es a favor de las cosas materiales- la de Salomón- y la otra, – la de Jesús- es a favor de las personas; por otro lado, Carlos Haddon Spurgeon, el gran predicador del siglo pasado en Inglaterra, considerado como el príncipe de los predicadores, dijo:  “Algunos hermanos oran con oraciones de a metro; pero la verdadera oración es medida por su peso, no por su longitud.” Y no se equivocó. La más grande oración jamás pronunciada está registrada en Juan capítulo 17, y sólo nos toma aproximadamente siete minutos el leerla reverentemente en voz alta. No es muy larga, pero tiene sin duda mucha profundidad y peso. Hay cientos de oraciones registradas en las Escrituras, y miles recogidas en la literatura cristiana, pero ninguna se puede comparar con la de Jesucristo en Juan 17. La reflexión es que, Dios nos ha llamado y nos ha equipado para la obra del ministerio. Tenemos diversidad de dones, talentos, operaciones y ministerios de tal forma que la Iglesia se enriquece y por eso le debemos dar gracias a Dios por todos los que oran e interceden a favor de los siervos de Dios, de las familias, de los enfermos y necesidades de las iglesias. Si tu oras “poderosamente” o en “silencio”, “extendido” o “breve” hazlo a Dios y no a los hombres. Busquemos a Dios con alegría y gozo por medio de la oración. ¡Aleluya!

Pbro. Rodolfo Torres Pérez