Te has preguntando antes de orar ¿Es el deseo de DIOS mi petición? Tal cuestión es importante debido a que la oración tiene que llevarte al deseo de DIOS y no DIOS a entender tus propios anhelos.

Orar tiene cláusulas bíblicas que regularmente se desconocen,  interpretándose la promesa sobre la oración fuera de su explicación correspondiente. Ejemplo es “Deléitate así mismo en Jehová,  y Él te concederá las peticiones de tu corazón”. El salmista señala que su corazón se deleita en el Señor por lo que DIOS le concede las peticiones de su corazón… ¿Todas las peticiones? ¿Cualquiera?  Quien hace de DIOS su anhelo pedirá según su deseo no girando su oración en torno a su apreciación de lo bueno o según sus deseos sino de acuerdo a aquello que DIOS le indique e inspire.  Orar conlleva hacerlo según el deseo de DIOS, pedir según su voluntad y entender que cuando el corazón busca lo bueno Él siempre tiene lo excelente, es subordinar su petición al deseo de DIOS renunciando a lo que busca el corazón para abrazar el propósito de DIOS. La Escritura dice: “si pedimos alguna cosa confirme a su voluntad” (1ª Juan 5:14) he ahí la cláusula bíblica “conforme a su voluntad”, las peticiones sean según su deseo y no el nuestro.

No debe ser usada la oración como el medio para que DIOS escuche los deseos del corazón tratando de convencerlo en lo que se cree es lo mejor, debe ser usada como el instrumento de alinearse a sus anhelos hallando el agrado en ello. Haz de tu oración según el propósito de DIOS con la confianza que siempre es Fiel y que cuando tú te esfuerzas en alcanzar lo bueno es que DIOS tiene algo mucho mejor: lo excelente para ti.  No olvides que siempre supera las expectativas que se tienen sobre Él así que alinea tu corazón a pedir siendo Él el anhelo principal de tu corazón. ¡Deléitate en Él! y fielmente concederá las peticiones que hay en tu corazón.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna