La Biblia es la Palabra de DIOS y contiene una gran cantidad de promesas que se hacen efectivas en el momento que se creen y obedecen. Toda realidad se sujeta a su autoridad, y no hay nada que existiendo, no haya sido creado por su declaración. “DIOS dijo, y fue hecho” (génesis ), “basta que digas la Palabra, y mi criado sanará” “das tu Palabra y envías sanidad” “mas en tu palabra echaré la red”… a toda situación se le debe recitar la Palabra del Señor.

¿Por qué orar con la Palabra? No es en razón de un supuesto olvido de DIOS a sus promesas sino porque al recitarla da esperanza al alma. Traer al corazón la Palabra del Señor es hacer que no olvide ninguno de sus beneficios, que no deserte sino se mantenga en la fidelidad de Aquel que ha prometido, es experimentar su paz en medio de la calamidad. DIOS no olvida sus promesas pero el alma necesita recitarlas para volver a ella la esperanza. Ora la Palabra y volverá a tu alma la esperanza que la adversidad pretendió quitar. Orar no es que DIOS escuche lo grave de lo sucedido, es que vea fe al recitarse sus promesas, de cómo esperas en su intervención una vez que citas la Escritura con la certeza que la adversidad obedecerá lo que Él ha dicho. Cuando esto ocurre, la realidad se ve desde el Poder de DIOS y no desde el desaliento de la desesperanza. El centurión acudió a Jesús convencido que a la declaración de su Palabra la enfermedad se sometería y su criado sanaría. La Palabra ya está declarada, solamente es necesario sea recitada orando.

Haz valida cada promesa al orar con ella. Lee la Escritura y en cada adversidad halla una promesa de la Palabra que recitar al orar, y traerás a tu corazón esperanza y la oportunidad de atestiguar su cumplimiento porque DIOS no miente, lo que ha declarado siempre sucede.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna