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No solo de pan vivirá el hombre


Deuteronomio 8:1-3.

¿Cuál es tu tierra prometida? ¿Lo has conseguido? ¿Cuánto has luchado? Déjenme preguntarles ¿Han pasado pruebas y luchas?

El viaje de Israel de Egipto a Canaán, tiene mucha enseñanza para nosotros pues ahora nosotros somos el Israel, somos el pueblo de Dios, somos los judíos espirituales.

Cuando Israel viaja a la tierra prometida, se queja, murmura:

El agua de mara ¿qué hemos de beber? (Éxodo 15:22-26).

El maná, “Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud” (Éxodo 16:1-3).

Agua de la Roca en la Peña de Horeb, “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán”. Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel… (Éxodo 17:1-7).

Jehová envía codornices, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos (Números 11:1-7).

Las bendiciones de Dios generalmente tienen un condicionamiento, relativo a nuestra fidelidad y perseverancia (1, 6). Ser fieles a Dios es fundamental.

Las pruebas revelan lo que hay en nuestro corazón y nos preparan para las bendiciones En medio de las pruebas, Dios nos provee para las necesidades. Las bendiciones de Dios sobrepasan nuestras expectativas (7- 9)

La infidelidad a Dios nos roba las bendiciones (19, 20)

Dios tiene un propósito en medio de las pruebas que nos sobrevienen:

Las pruebas en Dios tienen un propósito (2 a, 3 b)

Atravesar el desierto, es una escuela que nos ayuda a crecer.

Doblegar el orgullo, haciéndonos dóciles y sencillos a la voluntad de Dios.

Los períodos de escasez, aprendemos a ser dependientes de Dios.

Pero debemos recordar que en medio de las pruebas, está Dios acompañándonos (4).

Dios marcha junto a nosotros, jamás nos dejará solos.

Dios nos protege de cualquier enemigo por grande que sea.

En medio de las pruebas, Dios nos disciplina (5). Esto es algo que nos causa resistencia.

Fue Dios quien nos proveyó en medio del desierto. Es por el amor de Dios que somos bendecidos.

Conclusión: Dios nos bendice abundantemente. Por su infinito poder y amor, recibimos provisión, no solo en medio de las pruebas sino cuando hemos atravesado exitosamente los desiertos. No obstante, cuando hayamos sido abundantemente bendecidos, no podemos olvidar quién fue el que lo hizo: nuestro amoroso Padre celestial. A Él debemos agradecerle y guardarle fidelidad en todo momento de nuestra vida. Si nos apartamos, la infidelidad a Dios nos robará las bendiciones. Pregúntese: ¿Cuál es mi actitud frente a las pruebas? ¿Encuentro bendiciones en los períodos difíciles?

Las pruebas revelan lo que hay en nuestro corazón y nos preparan para las bendiciones

¿Qué desierto estás pasando? Reconoce que Dios está en medio de esa prueba, de ese desierto. Di como Pablo: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

                                                                          Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos.