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NACIONALIDAD: _____________________


La nacionalidad mexicana se adquiere sólo de dos formas: Por nacimiento (en el territorio o embarcaciones nacionales o de padres mexicanos) o por naturalización (por proceso o por matrimonio con mexicanos). El ser mexicano es un privilegio ya que significa una herencia abundante de recursos, diversidad culinaria, arte en muy diversas formas y expresiones, un hermoso territorio lleno de sitios naturales, e inclusive una especie de “picardía” casi implícita que nos da una calidez muy especial. Tristemente ser mexicano también se ha hecho sinónimo de cosas muy negativas como la corrupción, la impunidad, el entretenimiento estúpido (y casi siempre ligado a lo sexual), el camino fácil y un tremendo desinterés por el bienestar de los demás. En ocasiones pienso que estamos volviendo a la ley de la jungla donde el más fuerte, el más tramposo, el que tiene más conexiones y el que menos escrúpulos tenga será el mejor.

Sin embargo, si somos de Cristo no sólo somos mexicanos sino que tenemos una especie de “doble” nacionalidad: Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Fil 3:20). Para nosotros hay también una enorme herencia que incluye la salvación, una morada en los cielos, ver al Padre cara a cara, la protección suya y de sus ángeles (entre otras muchas cosas).

Ahora nos toca a nosotros entender qué hacemos entonces aquí, ¿alguna de las dos nacionalidades es más importante? Si somos del cielo ¿porqué aun estamos en México? Es sencillo, Cristo creó México, no al revés. Nos toca entender que somos primeramente ciudadanos de un Reino más grande pero con una misión en México: traer ese Reino aquí y mostrar a nuestros conciudadanos mexicanos un Camino que es más alto que el de las tradiciones, las costumbres, los hábitos y la historia (por abundantes, antiguos y hermosos que estas sean). Esta es la razón, por ejemplo, de que seamos como cristianos contrarios a tradiciones como el día de muertos, porque están antes los principios del Reino que las tradiciones del país. Esta es la razón por la cual nos indignamos ante hechos como los ocurridos en Guerrero, Michoacán y Chihuahua, porque también son contrarios a esos principios. Y esta es la razón por la cual no participamos del robo, la corrupción, la indolencia y el camino fácil que nuestros vecinos, compañeros de trabajo y escuela y aun nuestros familiares parecen querer tomar. No podemos simplemente adoptar todo lo que la tradición e historia nos avienten, no podemos ser iguales a los demás, no podemos no hacer nada ante la injusticia y no podemos tampoco responder a lo que no nos parece como lo hace un mexicano sin Cristo.

Si estás reflexionando en esto te darás cuenta que la doble nacionalidad implica algunos derechos y demasiadas obligaciones, que México es un regalo al que hay que cuidar y por el que hay que pelear, pero a la manera de Cristo, no a base de argumentaciones sino a base de un amor genuino hacia los demás mexicanos, uno que nos haga invertir nuestro tiempo en ellos (por ejemplo, muchos hablan y pelean por los muchachos de Guerrero pero me gustaría pensar que al menos unos pocos de ellos están consolando a sus familias de forma directa). Oro para que de una vez por todas pensemos como lo hace Cristo, acerca de los demás, acerca del gobierno, acerca del dinero, acerca del sexo, acerca de todo… Oro por que los cristianos mexicanos traigamos el Reino, de verdad, no sólo de palabra, y que lo hagamos ya… Viva México con la vida de Jesús…

Pbro. Efraín Reyes Bonilla