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MI MÉXICO, MI MÉXICO


Podríamos tratar de pasarnos el tiempo hablando de la riqueza que tiene el país, de su historia, de sus tradiciones, de su comida y su música, pero hoy no hablaré de eso y no porque no sepa cómo describir lo anterior (todo lo contrario), sino porque llevo hace tiempo una tristeza en mi corazón acerca del futuro de México. Sucede que es más fácil repartir culpas y no asumir mi propia culpa cuando sucede un problema y creo que por años esto ha estado ocurriendo; hemos culpado a los españoles por venir a destruir lo que estaba floreciendo, hemos culpado a la iglesia colonizadora por obligarnos a creer en imágenes, hemos culpado a los gobernantes por vender el país y quedarse ellos con la riqueza en sus manos, hemos culpado a cuanta autoridad existe porque no hacen lo que esperamos de ellos… Esto es un completo error, la situación de México no es mejor porque yo no soy mejor, eso significaría que si hubieran llegado los ingleses, las iglesias protestantes, los gobernantes hubieran servido al pueblo y las autoridades no hubieran fallado, entonces estaríamos bien. México está empeorando cada vez más porque no hemos asumido nuestra responsabilidad, estamos esperando a algún político mesiánico que venga a salvarnos y eso tal vez no ocurra nunca; lo que debería dejar de ocurrir es la corrupción que cometo al dar una mordida, el desinterés de los padres que, para recoger a sus hijos, se estacionan en tercera fila como si no hubiera nadie atrás de ellos esperando, la basura que se tira en la calle porque “el deposito está muy lejos”, la total anarquía que vivimos en la vialidad regiomontana, nuestro gusto por obtener ganancias rápidas sin esfuerzo, la gente que se mete en las filas, la piratería, el sentirnos grandes porque conseguimos dinero o tenemos un arma pero a duras penas sabemos multiplicar y dividir, el pasar tanto tiempo frente a una máquina o un televisor y tan poco tiempo frente a un libro, el aplaudir programas que exaltan la estupidez, la burla, la sensualidad y el albur, el llamar héroes a personas sin ninguna calidad moral… Esto es lo que debería cambiar y esto no tiene nada que ver con el gobierno…

¿Cuándo entenderé que México no cambiará si no cambio yo? Mi corazón está triste porque aún hay personas que ya se volvieron indolentes a este tipo de mensajes y al leerlos ya nada ocurre en sus conciencias ni en sus corazones… He pedido varias veces al Señor que venga pronto, antes que nos hagamos más daño, antes de que llegue lo irreparable, pero Él aún no viene, quizá porque Él aún tiene esperanza en los mexicanos y yo también… México, te urge Cristo, así que seguiremos orando para que lo dejes entrar en ti, para que seas transformado de una vez por todas, aun hay esperanza… creo…

Pbro. Efraín Reyes Bonilla