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MAYORDOMÍA DEL REINO


 

 

Cuando estudiamos la palabra mayordomía, su significado viene del griego oikonomía, oikos:–“casa”  y nomos–“ley” podemos decir que mayordomía es el acto de administrar una casa o los asuntos del hogar.

Lo básico de mayordomía es lo siguiente: 1.- área, 2.- tiempo, 3.- talentos o dinero; brevemente estudiaremos como administrar los recursos económicos.

 

Leemos en el libro de Génesis que El Creador al formar la tierra, creó el huerto del edén, que es el lugar donde habitó la primera pareja, Adán y Eva, se les pidió que lo labraran y cuidaran: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15), para poder hacer esta tarea son bendecidos, se les instruye que fructifiquen, se multipliquen y se les da el poder para señorear sobre la creación.

El principio básico es que el hombre recibe de Dios lo que necesita para vivir, le corresponde al hombre trabajar y cuidar lo que tenemos.

En el Nuevo Testamento Jesús enseña el proceso de madurez para crecer en los negocios (Mateo 25: 14-30), usa una parábola de un hombre que sale de viaje y encarga a tres hombres la responsabilidad de negociar con dinero, a uno le dio 5000 monedas, a otro 2000 al otro 1000 monedas, al igual se repite el principio de mayordomía de Génesis. El hombre no es el dueño de lo que tiene, solo es administrador y como tal, debe prepararse y dar cuentas. En esta enseñanza de Jesús surge una pregunta: si Dios es justo ¿porqué distribuye diferentes cantidades de dinero para negociar?

La  respuesta es que Él nos creó y sabe que tenemos diferentes capacidades, de inicio recibimos: “a cada uno conforme a su capacidad” (Mateo: 25-15); por eso es importante que nos veamos como Dios nos ve, como sus hijos, que recibimos la salvación y que somos bendecidos con lo que ya se tiene como un inicio para que se multiplique.

Otro principio es el de ser fieles, es ser leal a las convicciones, normas y compromisos propios, es lealtad a las personas y propósitos (1 Corintios: 4-2), hay en la fidelidad una tenacidad, un depender duradero, por lo cual llega a ser una de las virtudes mas preciosas.

Dios da recompensas  a sus hijos que son fieles, dando mayor capacidad y responsabilidad (Mateo: 25-21) y lo más importante crece la relación de comunicación y gozo entre padre e hijo. En contraste está el que no negoció, por temor a fracasar, enterró su dinero, esclavo del miedo, por causa de tener una imagen distorsionada del dueño y de él mismo, desafortunadamente se le quita lo que tenía para entregarlo a otro y fue castigado.

El principio fundamental de esta parábola es el de la mayordomía: Cada uno use la habilidad que ya tiene, administrando bien los recursos que nos da El Maestro, para entregar ganancia a Él.

Pbro. Raúl Rosas González