Los artículos de religión de la Iglesia Metodista de México, A. R., son 25 posturas sobre distintos temas doctrinales representando el criterio doctrinal de la iglesia en determinados asuntos teológicos. El séptimo artículo es: “El pecado original o de nacimiento, no consiste (como falsamente aseveran los pelagianos) en la imitación de Adán, sino es la corrupción de la naturaleza de todo hombre engendrado en el orden natural de la estirpe de Adán; por el cual el hombre está muy apartado de la rectitud original, y por propia naturaleza se inclina al mal, y eso continuamente.”
La carta a los romanos enseña que no hay quien haga lo bueno, que no hay ni uno (3:10), que por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de DIOS (3:23), y esto en razón que la muerte entró mediante la caída de Adán (5:12). Entonces, el pecado original ha de entenderse como la transgresión de Adán en el huerto del Edén cuando desobedeciendo a DIOS come del fruto del árbol del bien y el mal apareciendo por primera vez la muerte a todos los hombres quienes, afectados por esa caída, nacen con la tendencia natural a pecar (Salmo 51:5). En contraste, la herejía pelagiana sostenía que el hombre tiene la elección de seguir el ejemplo de Adán o no, es decir, que no fue afectado en una tendencia natural sino únicamente en el mal ejemplo estando en su elección el cometer pecado o no. La evidencia bíblica es que todos los hombres fueron afectados por la caída en el huerto y requieren que la Gracia de DIOS le salve y restaure (Romanos 5:21).
Cada uno según sus concupiscencias (Santiago 1:14) es atraído y seducido a pecar. La palabra empleada en el texto original para concupiscencia es “epithumia” que significa la tendencia natural a hacer lo malo. ¿Todos los hombres nacen con la tendencia natural de pecar (epithumia)? Sí, es la afectación del huerto del Edén. ¿Será la humanidad culpada por el pecado de Adán? No, Cristo pagó por el pecado original en la cruz (Isaías 53:5 y 6, Romanos 5:17 y 18). Cada uno será culpado por sus propios pecados (Romanos 2:6). ¿Puede el hombre por su propio esfuerzo vencer su tendencia a pecar? No, requiere la Gracia de DIOS en Cristo Jesús para ser auxiliado mediante la obra de su Espíritu Santo (Romanos 8:1, 13 – 16).
Solamente en Cristo es perdonado el pecado original y vencido su tendencia. El arrepentimiento vuelve a la humanidad a DIOS y su fe hacia Él a su Gracia para ser restaurada y regenerada.
Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna