Los artículos de religión de la Iglesia Metodista de México, A. R., son 25 posturas sobre distintos temas doctrinales representando el criterio doctrinal de la iglesia en determinados asuntos teológicos. El décimo primer artículo es: “No se puede enseñar sobre las obras voluntarias, también llamadas obras de supererogación (obras adicionales, o que superan a los mandamiento de DIOS), sin caer en la arrogancia e impiedad. Pues, de acuerdo con esto, los creyentes no sólo manifiestan que rinden a DIOS todo lo que están obligados a hacer, sino que por amor a DIOS, hacen más de lo que el deber les requiere; aunque Cristo claramente nos dice: ‘Cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: ‘Siervos inútiles somos…’” (Lucas 17:10).

La palabra “supererogación” es la acción que se realiza como adicional a aquellas acciones impuestas o establecidas. Como concepto teológico, ha de entenderse como las obras voluntarias adicionales a las que DIOS manda. Es pagar más de lo necesario. Tal idea enseña una distinción entre las obras que son necesarias y las que son voluntarias de manera que, al realizar las obras voluntarias, se hace más de lo que DIOS pide. Es evidente que la Escritura no respalda tal concepción debido a que la salvación no se obtiene por la realización de las obras (Efesios 2:9 y 10) ni mucho menos se puede añadir más obras una vez “alcanzado las suficientes para ser salvos”. Dicha postura es equivocada carente de humildad y entendimiento en que las obras son únicamente la consecuencia de haber creído en Cristo, y siempre insuficientes para ganar la salvación, e inútiles para que sumen en favor de quienes carecen de ellas. No puede entenderse que hubo creyentes que “se pasaron de buenos” (Marcos 10:18) al exceder las obras que DIOS les pidió y que voluntariamente añaden más de lo exigido. Ésta enseñanza ensalza el mérito al hombre y no a la Gracia de DIOS que provoca se tenga un amor para con Él capaz de guardar sus mandamientos. Todas las veces que se cumpliere con lo que DIOS ordenare sea solamente para Él la Gloria y no para la vanagloria de la iglesia, sea para el Señor el honor reconociendo que no se hace más de lo que exige en su bendita Palabra.

      Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna