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Llamados a Servir


Jesús enseñó a sus discípulos un principio muy importante para la extensión del reino: Servir a los demás. Un concepto muy diferente a lo que la sociedad busca hoy en día (ser servido por otros) Cuando aplicamos este principio, nuestro ministerio crece y en consecuencia: El reino de Dios. Consideremos algunos ejemplos bíblicos de servicio:

Abraham, a quien Dios dijo: -Sal de tu tierra y de tu parentela- con la promesa de que saldría de él una nación nueva, convirtiéndose en bendición a  todas las demás naciones. El patriarca creyó y obedeció,  ganando así la bendición de Dios en cada etapa de su vida, siendo para nosotros un ejemplo a seguir hasta el día de hoy. Así como ayudó a Abraham, la fe en la palabra de Dios nos va a ayudar a cumplir el ministerio que hemos recibido.

El apóstol Pedro fue otro ejemplo de servicio a los demás. Fue quien recibió la revelación de que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente; además le fueron entregadas las llaves del reino, con autoridad para que a través de la palabra de Dios y la oración: pudiese atar y desatar en favor de la proclamación de las buenas nuevas. Su ministerio se extendió a judíos (Hechos 2) y a gentiles (Hechos 10) y el reino de Dios creció con ambos. Para servir a Dios, necesitamos (como Pedro) tomar la unción del Espíritu Santo, predicando con poder y autoridad espiritual.

Hay un tercer personaje que nos inspira a servir a Dios de un mejor modo: Moisés; quien recibió la tarea titánica de sacar a los israelitas de Egipto, y tuvo éxito. Pero uno de los principios que le guiaron a no fracasar, fue su comunión con Dios a través de la oración.  Hay mucha revelación en esta historia, pues cuando el pueblo de Dios se inclinó a adorar a un becerro de Oro (pecado terrible ante los ojos de Dios) Moisés intercedió para que Dios no destruya al pueblo,  y para que Su presencia no los abandonara, y Dios contestó favorablemente a esa oración. De Moisés aprendemos que para servir a Dios es necesario amar a su pueblo, y convertirnos en intercesores.

Al iniciar este año, renovemos nuestro compromiso de servir a Dios. Sigamos el ejemplo de Jesús quien dio su vida por los demás, imitemos la fe de Abraham, tomemos la autoridad espiritual que tomó Pedro, y aprendamos a interceder en la presencia de Dios como lo hizo Moisés, Dios te bendiga.

 

Pbro. Raul Rosas González