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LA SEGUNDA MILLA PARTE 2


Resultado de imagen para la segunda millaEl cristiano no debe dejar que nadie ni nada le llene de odio, resentimiento y espíritu vengativo. Nadie nos hace enojar; esto lo hacemos nosotros mismos. Cada quien tiene control sobre su corazón. El buen humor y el corazón alegre vale mil veces más que la libertad que tanto anhelaban los judíos, y vale mucho más que todas las posesiones que tan ardientemente la gente defiende.

Hay varios textos en el Nuevo Testamento que hacen buena aplicación de esta enseñanza. Debemos tener buena voluntad todo el tiempo, porque estamos sirviendo a Dios todo el tiempo. Los textos siguientes son instrucciones para siervos (esclavos) o criados. Desde luego, los judíos no eran esclavos, pero sí eran pueblo súbdito y sujeto a muchos abusos. Los judíos eran rebeldes, y los romanos se ponían a veces tiránicos.

Muchos cristianos eran esclavos. William Barclay describe en su comentario sobre Mateo,  la situación de los 60 millones de esclavos que había en el Imperio Romano en el primer siglo. Roma era dueña del mundo entero y los ciudadanos romanos no trabajaban. Aun los médicos y maestros eran esclavos. (1). Había amos buenos que formaban lazos fuertes de amistad, de afecto y de lealtad entre ellos y sus esclavos, pero éstos eran excepcionales. La mayoría de los amos no eran así. (2). La mayoría de los romanos consideraban a sus siervos como herramienta viviente. La única diferencia entre los esclavos y los animales era que éstos no hablaban y aquéllos sí. Los esclavos eran como instrumentos que existían exclusivamente para el uso de los amos. (3). Los esclavos no tenían derechos. Cuando se enfermaban (o envejecían), se descuidaban y se dejaban morir. El amo tenía verdadero poder de vida y muerte sobre los esclavos. Si algún esclavo se fugaba y era capturado se le marcaba a fuego con la letra “F” para indicar que era un fugitivo.

¿Cómo deberían los cristianos comportarse ante esta situación? (1). No deben rebelarse. La enseñanza de Jesús no promovió la rebelión contra la esclavitud; Jesús ni siquiera dice que es pecado tener esclavos. (2). Al contrario, les enseñaba a someterse a los amos: deberían ser obedientes, eficientes, respetuosos, honestos, y cumplidos y fieles en el trabajo. (3). Deberían obedecer esta enseñanza, no pensando solamente en agradar al amo, sino pensando sobre todo en agradar a Dios, el verdadero Amo. De esta manera, podían servir y aguantar las circunstancias más duras pensando que todo esto era para Dios. La carga era soportable para los que tenían esta actitud.

Los textos sobre este tema: (1), Col. 3:22-33, “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. La carga pesada del siervo sería aligerada si se acordaba que en realidad su verdadero Amo era Dios. El siervo había de servir todos los días con buena voluntad “como para el Señor”. (2). Efes. 6:7, “sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”. Esta enseñanza se aplica ahora al empleo diario, porque cuando el patrón o mayordomo maltrata al cristiano, éste debe recordar siempre que su verdadero Patrón es Dios, por lo cual, debe mantener una buena voluntad y estar alegre. (3). Tito 2:9-10, “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios”. Los trabajadores tampoco deben robar herramienta del taller, ni mercancía del negocio (con la excusa de que “me deben pagar mejor”, etc.). Más bien, deben ser cumplidos, trabajando bien todo el día y todos los días, de buen humor, con buena voluntad, como para Dios. (4). 1 Ped. 2:18, “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar”. ¡Deberían soportar a los insoportables! (5). El “problema económico” (conflictos entre empresarios y trabajadores) no es un problema económico sino religioso. ¿Se quiere que haya buenos obreros y buenos patrones? No es solamente cuestión de incrementar salarios o mejorar las condiciones para trabajar, sino es cuestión de aplicar estas enseñanzas divinas.

Pbro. David E. Almanza Villalobos