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La oración modelo de Jesús “Santificado sea tu nombre”


El “Padre nuestro” (Mateo 6: 9 – 15) son principios a aplicar al orar. No es una oración en sí sino un modelo, un ejemplo de la manera de orar aunque puede ser leído a manera de una oración. La segunda parte es “santificando sea tu Nombre”.  La oración debe identificar a DIOS como Padre y reconocer su calidad de Santo.  El reconocerlo lleva la oración a dos direcciones: 1. Aceptar su respuesta y 2. Pedir al reflejo de su santidad.

Su Nombre es asociado a la santidad de manera que se puede confiar que cualquier petición hecha no responderá de una forma dañina a sus hijos. Previo el orar reconociendo que DIOS es Santo implica que al obtener la respuesta se aceptará sin represalias ni resentimientos su voluntad ¿Por qué? Porque es Santo, sus pensamientos siempre serán de bien para quien le busca (Jeremías 29:11) a pesar de lo complejo que resulta entenderlos en el momento. No hay manera que la oración vincule al creyente a un dios que se complazca a la maldad, que al no habitar en un estado de santidad sus designios sean pretenciosos. El ejemplo es el caso de Job quien al orar reconoció el Nombre de DIOS bajo su santidad “Sea el Nombre de Jehová, bendito”, esto es, aceptando sus designios sin comprenderlos pero en la confianza que es Santo y no mal intencionado.

El Nombre de DIOS no puede ser usado de una manera impropia al orar, es necesario que lo pedido refleje su estado de Santo. La oración no es el vehículo para expresar necedades sino presentar necesidades. No debe ser usada para peticiones que comprometen la Santidad del Señor. “Santificado sea tu Nombre” es presentar peticiones que no contradigan mandamientos de su bendita Palabra.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna