Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


LA ORACIÓN INTERCESORA


Lecturas Bíblicas: JUAN 17: 1-26 Isaías 59:1,2 “
2. EL OBSTÁCULO DE LA INGRATITUD. Dios liberó a su pueblo una y otra vez, pero ellos lo olvidaban, dejando de sentir gratitud al Señor. Así lo dice Jeremías 2:32. Nosotros mismos hemos sido redimidos por la sangre del Cordero, pero no siempre nuestros actos parecen ser una demostración de gratitud. 3. EL OBSTÁCULO DEL MALTRATO A OTROS. Las malas relaciones dentro del pueblo de Dios perturban la oración. Una batalla entre las tribus del sur de Israel y las del norte costó treinta mil vidas y otra acabó con medio millón de personas. Aunque no tengamos ese tipo de luchas, nuestras faltas de amor pueden hacer que se pierdan nuestros hermanos. Nuestra actitud hacia los otros suele ser como la de aquel niño que dijo: “Yo perdonaré a mi amigo porque es más grande que yo.” No sentimos compasión ni tenemos afecto a otros. Debemos aplicar Isaías 58:10 y dar pan al hambriento y alimentar al alma afligida. Entonces, “en las tinieblas nacerá tu luz”. 4. EL OBSTÁCULO DEL MAL USO DEL TIEMPO. No sabemos usar nuestro tiempo. Moisés pasó una vez cuarenta días en oración en el monte y nosotros decimos que no tenemos ni un rato diario. Pablo estuvo tres años meditando en Arabia después de su conversión y Jesús iba con frecuencia lejos de los demás para hablar con su Padre. Aun más cerca de nosotros, tenemos un ejemplo como el de Martín Lutero, que decía que no podía dejar de dedicar tres horas diarias a la oración y la meditación de la Biblia. Tenemos 168 horas por semana y eso lo tenemos todos nosotros. El “diezmo” de ese tiempo serían casi diecisiete horas por semana para dedicar al Señor. ¡Y a algunos les cuesta darle una hora o dos! Quizá nuestras oraciones no son contestadas porque no hemos dado tiempo a Dios para que nos hable, o no hemos separado tiempo para escucharle.

Última Parte Pbro. Rodolfo Torres Pérez