
1º. Sam. 25:1-42
Introducción
El viernes se festejó el día, internacional de la mujer, un día especial en el que se le da reconocimiento y respeto. Lo más importante es que se le reconozca todos los días y sobre todo que ella pueda saber que tiene un lugar especial en el corazón de Dios. Dios creó a la mujer con un propósito muy especial, dotándola de las cualidades, habilidades y sabiduría para cumplirlo. Una de las características de Dios es su sabiduría, El es sabio sin medida, es la fuente de toda sabiduría, con ella fundó los cielos y la tierra.
Una mujer sabia, edifica y no destruye, construye y planta, crea y bendice, eso es lo que tú y yo podemos ser si hablamos conforme a la sabiduría de Dios, que es pura, pacifica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
I Que es la Sabiduría
La sabiduría no es el conocimiento intelectual que adquirimos sino la aplicación del conocimiento espiritual o de los principios de Dios para la vida diaria. Es la capacidad de tomar decisiones correctas basadas en la Palabra de Dios.
II Como adquirimos Sabiduría
Una de las formas que obtenemos la sabiduría es teniendo un espíritu enseñable, poniendo freno a nuestra boca y viviendo en mansedumbre. Tenemos que pedirle a Dios que nos dé sabiduría y El lo hará abundantemente porque es algo que le agrada.
La sabiduría está ligada a lo que hablamos y por consecuencia a como actuamos, antes de hacerlo debemos pedirle a Dios que nos ayude a hablar su lenguaje, según Stgo. 3:17 las características de la sabiduría son: pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
III Resultados de la sabiduría
La consecuencia de la sabiduría es que la discreción nos guardará y nos preservará del mal (Prov.2:11-12) y de tomar malas decisiones que pueden traer desastre y dolor a nuestra vida, además, nos dará largura de días, riqueza y honra.
IV La sabiduría de Abigail
Conclusión
Al tener un conocimiento de Dios, podemos tener la sabiduría de Dios para ser guiadas en todo cuanto hablamos y hacemos. Hoy más que nunca se necesitan mujeres reconciliadoras, pacificadoras, que edifiquen su casa y que puedan dar estabilidad a sus hogares y a la sociedad. Pidamos a Dios que nos ayude y si hemos hablado mal y destruido con nuestros labios pidamos a Dios perdón y la oportunidad de restaurar nuestras relaciones familiares.
Elia Zúñiga de Rosas