Me encanta el símbolo de la cruz porque puedo enseñar sobre los dos tipos de relaciones que Dios nos mandó, es decir, cuando le preguntaron al Señor cuál es el gran mandamiento de la ley, Él contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. El lado mas largo de la cruz es el vertical y para mí representa la relación que cada persona tiene con Dios, fue a través de Cristo que existe esta relación en forma cercana, gracias a Él podemos acercarnos con confianza al trono de la gracia (He 4:16) y puede ser en forma constante ya que somos esperados y recibidos, es lo mejor que pudo habernos pasado jamás.
El lado horizontal representa para mí la relación que cada persona tiene con los que le rodean, el segundo tiene suma importancia ya que más del 50% de la Ley está en relación a mandamientos que regulan la relación del hombre con sus semejantes y los profetas hablaron no sólo de volvernos a Dios sino de amar a los demás. Los israelitas pensaron que Dios quería que se apartaran de las naciones en un modo que ni siquiera hablaran con ellos, se equivocaron, Dios quería que fueran la nación que influyera a todas las demás con la Ley del Señor, quería que ellos fueran influencia a las naciones, no al revés como ocurrió, Dios nunca quiso evitar la mezcla, pero nunca se trató de una mezcla espiritual sino de influencia. Por eso el cristiano que sólo da importancia a su relación con Dios y minimiza su relación con las personas esta equivocado de la misma forma que Israel lo estuvo, es cierto que la relación con Dios es más importante pero también es cierto que la otra lo es, Cristo dejo esto muy en claro y nos enseñó no sólo a a amarlos sino a dar nuestra vida por ellos, así como el lo hizo. Nuestra labor como hijos de Dios es amarlo y como resultado de nuestra relación de amor con Él, predicarlo, es decir, darlo a los demás… Somos hijos y también ministros de la reconciliación, es tiempo de completar esa cruz.
Pbro. Efraín Reyes Bonilla