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LA BIBLIA Y LA RAZÓN


Resultado de imagen para La BibliaEn nuestra identidad, tenemos fuentes claras de hacer teología (estudiar la Biblia).

En cuanto a las Sagradas Escrituras afirmamos que “no tenemos otros principios que los revelados en la Palabra de Dios”. Porque toda la Escritura es inspirada por Dios, esta viene a ser la regla cristiana para diferenciar entre lo bueno y lo malo; la Biblia es la fuente central de donde brota y con la que se confirma o rechaza cualquier doctrina. Dios mismo nos enseña el camino al cielo, y lo ha escrito en ese libro.

Las Sagradas Escrituras contienen todo lo necesario para la salvación. Por lo tanto, a nadie se le debe exigir que reciba como artículo de fe, o considere como requisito o algo necesario para la salvación, cualquier cosa que no se lea en ellas o no pueda ser probado por ellas. Consideramos como Sagradas Escrituras a los libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento de cuya autoridad nunca hubo duda en la Iglesia. Los nombres de los libros canónicos son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Ruth, 1º de Samuel, 2º de Samuel, 1º de los Reyes, 2º de los Reyes, 1º de las Crónicas, 2º de las Crónicas, Esdras, Nehemías, Esther, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías. Y todos los libros del Nuevo Testamento —tal como son aceptados generalmente— nosotros los recibimos y los consideramos canónicos.

La Razón es otra fuente importante para nosotros en el proceso de hacer teología. No se necesita renunciar a la razón para creer, porque renunciar a ella también significaría renunciar a la fe cristiana. Más bien la fe y la razón van de la mano puesto que toda fe irracional es una fe falsa. Nuestra razón es un don de Dios que debemos usar tanto como podamos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que aun empleando la razón hasta sus límites, ésta no podrá producir ni fe, ni esperanza, ni amor, ni ninguna otra virtud; tampoco producirá verdadera felicidad en nosotros, puesto que todo esto es un don de Dios.

Esta última afirmación, a pesar de todo, no descalifica a la razón como una parte integral en la manera de hacer teología dentro de la Iglesia Metodista, debido a que, en las palabras de Wesley:

Por la razón aprendemos lo que es el nuevo nacimiento, sin el cual no podemos entrar en el Reino de los Cielos; y qué es la santidad sin la cual nadie verá al Señor. Por el adecuado uso de la razón llegamos a saber cuáles son las características que tiene la santidad interna; y lo que significa ser santo externamente, santo en toda manera de conversación. En otras palabras, llegamos a comprender cuál era la mente que estaba en Cristo y qué significa andar como Cristo anduvo.

Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos