A todos nos gustaría ver la propiedad de la Iglesia (Templo) con lugares de descanso, el edificio limpio, bien pintado, con una muy buena apariencia, con el elevador funcionando, hasta con una cafetería propia. Nuestra Iglesia se verá más hermosa con: una buena cocina, un salón social reconstruido, sanitarios nuevos, Templo pintado, anexo y edificio educacional en buenas condiciones ; Reparado, etc., etc.,… pero el edificio más hermoso que podamos encontrar de un Templo es aquel que está lleno con gente que son felices y están listos para servir al Señor Jesús.
Hageo, Zacarías y Malaquías hablan de construir y no solo materialmente, sino espiritualmente, de hecho Hageo menciona que si el pueblo de Dios coloca en primer lugar el programa de Él, su casa y adoración; entonces su actual pobreza y fracaso darán lugar a una dichosa y feliz prosperidad en proporción con la fidelidad de ellos al pacto. ¿Cómo puede suceder que la casa de Dios sea reconstruida y llena?
PRIMERO: El proyecto de Dios hay que realizar, es decir, tener una experiencia personal con nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vivir nuestra vida espiritual en santidad, evangelizar, discipular y alcanzar al perdido.
SEGUNDO: Reconstruir su Templo; cuando el pueblo regresa de Babilonia a Israel, los profetas los llaman al arrepentimiento, el comentario de Moody dice que después de su arrepentimiento traen al Templo 20 toneladas de oro para reconstruir el Templo. Un verdadero cristiano arrepentido es aquel que apoya por medio de sus dones, talentos, ministerio y económicamente a su Iglesia. Tenemos una experiencia donde Dios nos bendice en la totalidad de nuestro ser-espíritu, alma y cuerpo- y de igual manera debemos ser de bendición en la iglesia donde nos congregamos y recibimos la atención, alimento espiritual y cuidado pastoral.
TERCERO: Alabanza y Adoración; el trabajo, negocios, compromisos sociales, amistades, etc., no deben impedirnos para adorar al Señor Jesús en su Iglesia. Además de los medios de gracia como son el ayuno, la oración, la Santa Cena del Señor; es imperativo que al venir a la iglesia lleguemos con la expectativa de Adorar y Alabar a un Dios vivo. Alabe y Adore a Dios en la iglesia, Escuche la Palabra de Dios y las instrucciones que Él nos dá y ponga por obra su palabra y veremos grandes y maravillosos milagros en nuestras vidas, y recuerde que lo más hermoso de un templo es la gente que asiste al mismo.
Pbro. Rodolfo Torres Pérez