Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse
firmes contra todas las estrategias del diablo. Pues no luchamos
contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores
malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas
poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus
malignos de los lugares celestiales. Por lo tanto, pónganse 
todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al 
enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía
seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el
cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse
como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de 
estar completamente preparados. Además de todo esto, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo.
Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios.
Ef.6:11-17 NTV

Retomando parte de la enseñanza del sábado pasado, comparto hoy este pasaje que refuerza lo que se nos dijo: debemos estar alertas, atentos a las asechanzas, las estrategias del enemigo. Debemos vivir pensando en la salvación que hemos recibido como casco, recordando que tenemos la mente de Cristo; nuestras emociones, sentimientos revestidos de justicia práctica todos los días; lo que nos sostenga firmes y fuertes sea la “verdad”, ya que hemos sido llamados a ser veraces y conociendo la verdad seremos libres; nuestro andar sea de tal forma que muestre la paz a la que fuimos llamados mediante la obra del Señor Jesús y llevando ese mensaje a otros; creyendo (escudo)lo que Dios ha dicho y de esta manera detengamos los embates del enemigo. Por último, conozcamos, memoricemos, aprendamos a usar nuestra espada que es la Palabra.

¿Qué tan diestro estas en el uso de la armadura de Dios?

Irene Elizondo