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JESÚS HABLÓ DE DINERO


 

La Palabra de Dios nos desafía hoy a reconocer que tenemos mucho que ofrecer, por ejemplo: nuestro tiempo, talento, dinero, capacidades, servicio, etc. Hechos 4:32-37 nos muestra a la comunidad que dá; podemos ver que los resultados de ser lleno con el Espíritu Santo no eran solo la predicación y la enseñanza inspiradas, sino también la comunión y la generosidad entre los creyentes. Charles Swindoll escribe en uno de sus libros “Una sexta parte de los Evangelios, y una tercera parte de las parábolas tratan del tema de la mayordomía. Jesús no era uno que levantaba fondos. Él trató de los asuntos del dinero, sin embargo, porque el dinero importa. Sorprende a muchos, incluyendo creyentes, que la Biblia tenga mucho que decir sobre el tema.

Dios nos ha dado tres maneras en esta tierra para invertir en la eternidad. Dos de ellas están abiertas para el debate, y las abordamos con mente abierta, y parece que nunca podemos oír suficientemente al respecto, pero en cuanto a la  tercera parece que pensamos que a nadie le incumbe.

El predicador que no habla del tiempo y la manera cómo lo gastamos  se le considera que está faltando a su deber. El tiempo es uno de esos valores que  no se pueden recuperar en la vida y que se puede gastar sólo una vez y nunca volverlo a recuperar.

El predicador que pasa por alto la enseñanza sobre los talentos y dones  que ayudan al cuerpo de la iglesia a funcionar bien e incluso con eficiencia, no está haciendo su trabajo. La congregación tiene el derecho de sentirse soslayada porque  no se menciona el tema.

Pero deje que el predicador hable del tema del tesoro y se le tilda de que ha vuelto a un tema gastado y que está tratando sólo de sacarnos dinero. Yo hallo  eso no sólo asombroso sino ridículo.”

Finalmente: El propósito de Dios al bendecirnos es triple: Primero, enseñarnos a dar; porque El se dio primero a nosotros.  Segundo, aprender a ayudar al necesitado; Cristo nos ayuda y debemos desarrollar el ministerio de ayuda a través de proyectos específicos a la comunidad.  Tercero, compartir; el crecimiento cristiano evidencia cualidades de vigilancia, fe firme, denuedo, fuerza y amor.  Por último al desarrollar los dones y ministerios como iglesia hacemos  la declaración que Dios es nuestro proveedor.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez