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JESUCRISTO AGUA VIVA


El agua es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de vida. En el Judaísmo  y en Cristianismo se utiliza como símbolo de purificación y vida. Jesucristo en  su encuentro con la mujer  Samaritana se revela como agua viva que da salvación y llenura del Espíritu Santo. Para comprender  el significado e importancia del agua para los Judíos y Samaritanos veamos  algunos referencias bíblicas.

ISRAEL es, en general, una tierra seca, con abundancia de zonas desérticas y un régimen de lluvias escaso. No tiene ríos caudalosos, con excepción del Jordán. Los arroyos generalmente permanecen secos la mayor parte del tiempo y cuando viene la temporada de lluvias vierten su caudal con mucha rapidez. De ahí que el agua sea doblemente preciada y buscada, para lo cual se construyen cisternas y pozos. Isaac se distinguió por los muchos pozos que cavaba (Gen_26:18-33). La hija de Caleb, cuando casó, pidió a su padre que le diera una heredad que tuviera agua. (Jue_1:15).

 En el AT los sacerdotes tenían que usar agua para lavar parte de los sacrificios y en otros ritos de purificación (Exo_29:4; Lev_1:9; Lev_15:10; Núm_8:7). En los Salmos se utiliza la figura del agua en muchos sentidos. Unas veces como bendición: el justo es como un “árbol plantado junto a corrientes de aguas.” (Sal_1:3). También se le relaciona con la abundancia (Sal_73:10). El agua que Dios dio de la roca en el desierto era demostración de la providencia divina (Sal_78:15; Sal_105:41). Pero en ocasiones, “las muchas aguas” simbolizan la aflicción: “me sacó de las muchas aguas.” (Sal_18:16; Sal_32:6; Sal_69:1-2). El justo desea la presencia de Dios como un sediento el agua. (Sal_63:1). En el día de la redención de Israel “aguas en abundancia serán extraídas para ellos” (Sal_73:10), pues “el lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de agua” (Isa_35:7.

 En la visión que tuvo Ezequiel de la casa de Dios (47.1–11) las aguas que salían de debajo del umbral representaba un ilimitado fluir de las bendiciones del creador sobre su pueblo  Jeremías describe a Dios como la “fuente de agua viva” (2.13; 17.13), frase de la que se hace eco Jn. 7.38 al referirse al Espíritu Santo.

  Dios se presenta como el agua que satisface a todos los que la toman. Así, él será “como arroyos de agua en tierra de sequedad” (Isa_32:2). Todos deben venir a él para beber (Isa_55:1). Se queja de que su pueblo le deje para buscar en “cisternas rotas que no retienen agua” (Jer_2:13). En el NT, Cristo es el agua de vida

  En el N.T. Jesús es el agua viva que da salvación y vida eterna ( Jua.4:10-14)

También se utiliza el lenguaje simbólico del agua para referirse al Espíritu Santo, pues el que cree en Cristo “de su interior correrán ríos de agua viva” (Jua_7:38). Juan bautizaba en agua pero el que venía tras él bautizaría “en Espíritu Santo y fuego” (Mat_3:11). Hay que nacer “de agua y del Espíritu” (Jua_3:5). Asimismo el agua es símbolo de la Palabra de Dios.

Así como se tiene sed de agua para hidratar nuestro cuerpo, se tiene una gran necesidad de nuestro Espíritu  de agua viva, vamos a Jesús es el único que nos puede dar salvación  y llenura del Espíritu.