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INSTRUYENDO A TU HIJO


Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6 (Nueva Versión Internacional) 

En otras versiones se utiliza las siguientes palabras Enseña (La Biblia de las Américas); Educa (Traducción en lenguaje actual); entrena (New King James Version); dirige  (New Living Translation).   La palabra hebrea usada aquí es kjanak que significa iniciar, discipular, entrenar, instruir, adiestrar.

El diccionario de la Real Academia de la lengua española tiene las siguientes definiciones:

a) Instruir: Comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos o doctrinas; b) Entrenar: Preparar, adiestrar personas o animales, especialmente para la práctica de un deporte. c) Dirigir: Enderezar, llevar rectamente algo hacia un término o lugar señalado. d) Adiestrar: Hacer diestro, enseñar, instruir. e) Enseñar: Instruir, adoctrinar, amaestrar con reglas o preceptos.

En resumidas cuentas, es comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos, conceptos y doctrinas, respectando su don/habilidad individual, para que este disciplinado, preparado y adiestrado para llegar rectamente al camino.

Un ejemplo de esto es el siguiente testimonio: Abigail era la hija más pequeña de una pareja de padres que temían a Dios. Su primera oración infantil fue dicha en las rodillas de George Müller, el gran hombre de fe del siglo XIX. Un día, la pequeña, que tenía sólo 3 años de edad, le dijo: «Me gustaría que Dios respondiese mis oraciones de la misma forma que responde las suyas». «Él responderá», fue la respuesta inmediata de Müller. Tomando a la pequeña en su regazo él repitió la promesa de Dios: «Todo cuanto pidieres en oración, creed que lo recibisteis, y lo recibiréis». «Ahora, Abbie, ¿qué es lo que deseas pedir a Dios?». «Yo quiero lana», dijo ella. Entonces él, juntando las manos en actitud de oración, dijo: «Ahora, repite lo que yo voy a decir: «Por favor, Dios, manda lana para Abbie» – «Por favor, Dios, manda lana para Abbie», repitió la niña, y saltando, corrió para jugar, perfectamente satisfecha. De repente ella volvió, y, subiendo a sus rodillas, dijo: «Por favor, Dios, manda en colores variados». Al día siguiente ella se llenó de gozo y alegría al recibir una caja que vino por el correo, con una gran cantidad de ovillos de lana de colores variados. Su profesora, que estaba fuera realizando una visita, encontró los ovillos de lana y pensó que a su alumna podrían gustarles.

Esta niña con esta enseñanza e instrucción aprendió para toda su vida que Dios oye y contesta la oración. ¿Como estas instruyendo a tus hijos? ¿les estas comunicando el camino correcto?

Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.  Dt. 6:7

Yared Cepeda