Ya están por todos lados las calaveras, las calabazas y los fantasmitas anunciando la llegada de dos de las peores fiestas que se celebran en México. En el caso del Halloween, hablamos de una fiesta de origen celta que se asocia con el terror, lo encantado y lo oculto y aunque supuestamente celebraba la víspera de todos los santos (versión católica impuesta por los Papas Gregorio III y IV para “cristianizar” el asunto), en realidad se trata de una celebración céltica: Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain (fin de la temporada de cosechas), permitiendo a los espíritus tanto benévolos como malévolos pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados con trajes y máscaras. Hoy día se hacen sacrificios por parte de satánicos y otras sectas en esta fecha, aunque para muchos sólo es la oportunidad de asustar personas, vestirse distinto, alcoholizarse, pedir dulces y dinero en la calle, hemos pensado inclusive que si nos disfrazamos o disfrazamos a nuestros hijos de algo que no esté relacionado con cosas espirituales entonces está bien… ¿No le parece todo esto muy contrario a nuestra fe? ¿Tanto le ha permeado a usted el mundo que aun tiene dudas y sigue de acuerdo?
Aun hay que hablar de la versión mexicana de esta fiesta, el “Día de muertos” donde miles y miles de personas van a ver a sus muertos (supuestamente para recordarlos pero hablan con las tumbas o las fotos de ellos como si pudieran oírlos); ellos no han entendido las palabras de Jesús en Lucas 16 hablando de la relación entre los vivos y los muertos “los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”. Esta fiesta tiene orígenes en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca, se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica para la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la Muerte (reina de Mictlán o lugar de los muertos y del 9o. y último nivel del inframundo). Se levantan altares domésticos (igual que se hacían para los dioses paganos en todo el Antiguo Testamento) que supuestamente son visitados por el difunto a quien se le da honor… ¿De verdad no le parece profano el fabricar y luego comer de un altar levantado a la imagen de alguien?
Este es el tiempo donde los adoradores de la muerte se dan vuelo y adoran a su falsa diosa y le ofrecen grandes y costosos regalos (hablamos de miles y miles de pesos) y celebran cultos en su honor.
¿No es increíble que no queramos celebrar fiestas bíblicas como la de las Semanas, el Pentecostés, la Pascua o el Purim (porque “no somos judíos”) pero sí celebramos una fiesta celta como el Halloween? Como dije hace una semana hay quien piensa que yo llamo pecado a todo, por mi parte creo que éste es un claro ejemplo de llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno. ¿Es usted de los que cree que no debemos espiritualizar todo? Yo también, pero veo la ignorancia y la indolencia de algunos miembros del pueblo de Dios y no puedo permanecer callado… consagrémonos YA al Señor… aun es tiempo…
Pbro.Efraín A.Reyes Bonilla