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#GENERACIONAL (PARTE 3)


Esta es la continuación de una serie de escritos; se trata de la vida de cuatro generaciones en una familia de la Biblia (Abraham y sus descendientes):

Hay algunas cosas al final de la vida de Abraham que no se hablan mucho. Por ejemplo sabemos en base a pasajes como Gn 18:12-13 y Heb 11:11-12 que Sara su mujer era estéril y que ya había dejado de menstruar, y que él ya no tenía tampoco funciones sexuales. No obstante sabemos que ambos fueron “reparados” y tuvieron a Isaac, lo que no sabemos es porqué a pesar de que Abraham tuvo más hijos una vez que Sara murió (esto es a partir de sus 140 años de edad!), él y Sara solo tuvieron uno. A fin de no crear “nuevas teologías” (inventando o suponiendo lo que la Biblia NO dice ni la antropología da a lugar) y apegándonos al texto sagrado, sabemos al menos algunas cosas: Sara no era muy buena persona, era un poco incrédula y por reírse del milagro se le cambio el nombre, era celosa, fue ella quien rogó a su esposo que tuviera un hijo con SU sierva, pero cuando llego su propio hijo y hubo problemas ella misma pidió a Abraham que los echara (lo cual hizo no por estar de acuerdo sino porque Dios confirmó esto prometiendo bendecir a Ismael aunque no viviera ahí)… ¿Qué tan problemático hubiera sido para Sara otro hijo? ¿Nos damos cuenta que Abraham no tuvo otro hijo mientras Sara estuvo viva? ¿Qué nos da a entender esto de ella? Cuidado con nuestras actitudes porque estas podrían limitar las bendiciones de Dios hacia nosotros y hacia nuestros hijos. Por cierto, ¿sabía usted que Ismael e Isaac tuvieron alguna clase de reencuentro como para que juntos enterraran a su padre? (Gn 25:9).

Otro aspecto interesante en la vida de Abraham es que no murió intestado, ni dejando confuso quien habría de heredar las promesas ni los títulos; Gn 25 explica que él repartió “dones” (bienes) antes de morir a todos sus hijos y se aseguro de poner la distancia suficiente entre ellos para que no tuvieran conflictos. Me llama mucho la atención que las personas no se preparan para su muerte aun cuando vivimos en un tiempo tan materialista en el cual sucede, o que los hermanos y parientes se pelean por la herencia, o simplemente se separan porque su único punto de unidad eran sus padres… Creo que debemos recordar dos cosas: En primer lugar adelantémonos a nuestra muerte sin importar si solo tenemos un auto o una pequeña casa, o si solo tuvimos dos hijos y “se llevaban bien”, hagamos provisión para cuando ya no estén, dejemos de propiciar, fomentar o no hacer nada cuando hay distancia entre nuestros descendientes (aun si no son hijos de la misma madre) y no actuemos como si fuéramos a vivir lo suficiente para preparar todo de última hora; en segundo lugar recordemos un terrible error de nuestra cultura y es el pensar que, como yo ya trabaje para mi familia cuando eran pequeños, ahora puedo sentarme a disfrutar que ellos me mantengan a mi. Esta forma de pensar es antibíblica (Pr 19:14, 2Co 12:14, 1Co 10:24), especialmente si aun somos fuertes o tenemos suficientes habilidades motrices para movernos o crear algo con las manos… Suplico a la iglesia del siglo XXI que tengamos una mentalidad de verdaderos padres, si la tenemos y enseñamos así dejamos más que un legado de bienes materiales para las siguientes generaciones.

Pbro. Efraín Reyes Bonilla