Esta es la continuación de una serie de escritos; se trata de la vida de cuatro generaciones en una familia de la Biblia (Abraham y sus descendientes):
Dios le dijo a Abraham tres cosas al inicio:
Estas promesas ahora también nos llegan a nosotros como herencia, somos hijos adoptados (1Pe 2) con derechos prácticamente iguales al pueblo de Israel. Solo por eso nos tocan promesas como su protección, su provisión, su cuidado, su amor, etc.; no obstante es importante hacer una buena lectura de Romanos 9 al 11 para entender por ejemplo, que no todos los descendientes naturales heredarán las bendiciones, sino los descendientes según la promesa (Ro 9:8), lo cual deja fuera a los musulmanes, a los incrédulos, a los que tuercen o adaptan la Escritura y a los enemigos de Dios. La herencia y las bendiciones se vuelven seguras sólo por medio de Cristo y en obediencia a Él, y una vez bajo esta cobertura somos “derechohabientes” de cada promesa, por ejemplo, una nación que salga de nosotros (hijos naturales y espirituales), bendición y engrandecimiento, y bendición para quien nos bendiga, así como maldición para quien nos maldiga.
Finalmente aplicado a nuestras familias, es importante estar también bajo su “cobertura”, dentro de la reglas y entonces podremos ser “derechohabientes” de los pactos que nuestros antecesores han hecho con Dios (así como lo fueron Isaac o Jacob), sólo por ser hijos. Aprovechemos nuestras herencias, compartámoslas, bendigamos, y aprendamos a amar realmente a los nuestros, sean parientes de sangre, o familia en el Espíritu.
Pbro. Efraín Reyes Bonilla