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GENERACIÓN QUE BUSCA EL ROSTRO DE DIOS (SAL: 24: 6)


Jacob hijo de Isaac es uno de los patriarcas que Dios utiliza para formar la nación judía y de su descendencia nace El Mesías. La vida de éste patriarca es un ejemplo del poder de Dios en el proceso de madurez que cada individuo tiene cuando se busca Al Señor.

En el caso de Jacob, para obtener lo que quiere utiliza el engaño, la mentira, esto ocasiona un rompimiento con su hermano Esaú ya que con engaño le roba las bendiciones que le corresponden  por ser el primogénito; ésta etapa en la vida de Jacob nos confronta sobre un problema social que afecta la familia de hoy, el rompimiento de las relaciones humanas en los hogares por diferentes causas como distribución de herencias, custodia de hijos etc.

Cuando vivimos la difícil situación de enemistad con un familiar podemos solucionar el problema con el diálogo y paciencia, además de buscar soluciones con principios Bíblicos, en el caso de Jacob él huyó pues peligraba su vida (Génesis 28: 1-7), no es recomendable huir porque queda sin resolver el conflicto. Dios no desamparó a Jacob, se le reveló en sueños donde lo fortaleció por medio de ángeles y la oración, recordándole la promesa del pacto a su abuelo Abraham y su padre Isaac (Génesis 28: 11-22).

Como padres qué importante es buscar a Dios para que nos guíe y proteja, de ésta manera nuestros hijos serán bendecidos, que sean esa generación que conoce a Dios y que vive con las promesas del pacto”.

El mandato de Dios para Jacob es que regrese a Canaán (Génesis 31: 3), esto no era fácil, además de la distancia y el peligro de hostilidades de pobladores locales, Jacob tenía que encontrarse con Esaú de quien había huido 20 años antes; ésta situación complicaba la posibilidad de que Jacob llegara a Canaán y ponía en serio peligro la sobrevivencia de la familia, pero una vez más, Dios permite que su propósito se cumpla.

Jacob repite su experiencia de huir cuando se le presenta un problema, en ésta ocasión huye de la casa de su suegro Labán  (Génesis 31:21), y es solo por la intervención de Dios que Labán no lo daña y la separación es en buenos términos (Génesis 31: 17-24). Esto nos enseña que mientras se camina en obediencia, a la orden dada por Jehová, El Señor irá cuidándolo paso a paso.

Cuando buscamos a Dios lo encontramos, el Salmo 24 habla de Jacob que pertenece a la generación que busca a Dios, es solo cuando Jacob tiene su encuentro con Dios (Génesis 32: 22-30) y que su vida es transformada.

Jacob para encontrarse con su hermano Esaú lucha con sus temores por las malas decisiones del pasado, su lucha principal es la lucha contra el mismo, ya que su meta de vida de usurpar y engañar son los mismos; para ver a Esaú usa estrategias humanas que protegen a su familia y le dan gracia delante de su hermano Esaú.

Posiblemente estemos viviendo principios no Bíblicos y a corto plazo funcionarán, pero como a Jacob, El Señor nos puede cambiar de usurpadores a príncipes de Dios. Una de las áreas que Dios nos quiere bendecir es en la reconciliación con los que estemos peleados.

“¡En el nombre del Señor demos y recibamos perdón!”

Pbro. Raúl Rosas González