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FUNDACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL METODISMO


Desde el mismo comienzo de su actividad evangélica, Wesley fue escuchado por gran cantidad de fieles. Este poder de convocatoria se explica, en parte, por las circunstancias sociales e históricas de la Inglaterra del momento, ante las cuales la Iglesia anglicana era incapaz de ofrecer la clase de fe personal que la población anhelaba. El énfasis que Wesley mostraba en el principio de religión personal, así como su seguridad de que todos los seres humanos eran aceptados como hijos de Dios, tuvieron una tremenda repercusión popular. El 1 de mayo de 1739, Wesley y un grupo de sus seguidores se reunieron en Londres, en un local de West Street, para fundar la primera congregación metodista. Pocos días después, se establecieron dos organizaciones similares en Bristol. A finales de aquel mismo año, la sociedad londinense empezó a congregarse en un edificio llamado The Foundry (La Fundición), que durante muchos años albergaría la sede central del metodismo. El rápido crecimiento del movimiento metodista motivó que Wesley se diera cuenta de la necesidad de consolidar sus aspectos doctrinales y de organización interna. En 1740, por desacuerdos ideológicos, se separó de los moravos y de los calvinistas (en este último caso, debido a su rechazo del principio de predestinación, lo que supuso la escisión del grupo liderado por Whitefield). También se opuso a muchos principios de la Iglesia anglicana (como el de la sucesión apostólica) y, aunque nunca expresó intención alguna de que el metodismo se constituyera como una nueva iglesia independiente, sus actividades hicieron inevitable la separación. En 1742 las sociedades metodistas estaban divididas en grupos cuyos líderes eran designados por el propio Wesley como predicadores laicos, lo que contribuyó en gran medida a la difusión del movimiento. En 1744 convocó la primera de las conferencias de líderes metodistas, que desde entonces se celebraron con una periodicidad anual. Organizador y predicador infatigable, viajó cerca de 8.000 kilómetros al año, pronunciando cuatro o cinco sermones al día y sin dejar de fundar nuevas congregaciones. En 1784 publicó una declaración en la que se establecían las normas y las reglas que debían servir de guía a las congregaciones metodistas y encargó a su ayudante, Thomas Coke, un clérigo anglicano, la organización metodista en Estados Unidos, otorgándole poderes para administrar los sacramentos. Aunque la separación con la Iglesia anglicana no se produjo hasta después de su muerte, estas ordenaciones implicaban un paso decisivo hacia la ruptura. Fue un hombre muy admirado durante los últimos años de su vida, puesto que la hostilidad de la Iglesia anglicana hacia el metodismo fue reduciéndose de forma progresiva. Falleció el 2 de marzo de 1791 y fue enterrado en el cementerio de City Road Chapel, en Londres. En la abadía de Westminster hay una placa con su nombre.

                                                                                                Pbro. Rodolfo Torres Pérez