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Fruto del Espíritu: templanza


La Templanza  o dominio propio viene de la palabra griega egkráteia; saber controlar nuestros malos deseos, refrenamiento de sí mismo; disciplina personal

Alguien dijo “hay hombres que pueden mandar ejércitos, pero no pueden con ellos mismos. Hay hombres que con sus palabras fervientes pueden arrastrar inmensas multitudes, pero no pueden quedarse en silencio ante la provocación o maldad. La señal más alta de nobleza es el dominio propio. Es superior a la corona real y a la purpura.” Es el control personal hacia los deseos carnales. Este dominio propio no viene sin el poder de Dios. Esta palabra se menciona dos veces más en el NT (Hech. 24:25; 2 Ped. 1:6).

Esta palabra se utilizaba para describir la disciplina de un atleta, indispensable para desempeñar un buen papel en las competencias. Así también nosotros tenemos que disciplinarnos en la lucha espiritual y aprender a controlarnos. Este control se puede reflejar en nuestras finanzas (compramos impulsivamente?), en nuestro hablar (no controlamos lo que decimos?), en nuestro actuar (enojos, pleitos)

Tenemos que desarrollar la capacidad de andar en el mundo sin contaminarnos. ¿Quién controla tu vida?

Nuestra sociedad no tiene dominio propio: Ej. Casinos, compras, adulterios, vicios, estrés, depresión, suicidio, etc. Necesitamos ser ejemplo de templanza, pero solos no podemos, necesitamos que el Espíritu Santo fluya en nuestras vidas para dar este fruto y que Dios tenga el control de nosotros.

Yared Cepeda