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Fruto del Espíritu: Benignidad


Benignidad (de la palabra crestótes) amables, excelencia en carácter o presencia, utilidad. Esta palabra incluye las ideas de benevolencia y misericordia; es cuando buscamos oportunidades para ayudar al que tiene necesidad o problemas. Y significa tener bondad, como la bondad de Dios para los hombres. La palabra no tiene el significado de ser débil o tener falta de convicciones sino de ser de genio apacible. Es una persona que muestra benevolencia a otros. El apóstol Pablo pinta un cuadro de benignidad que él tuvo por los tesalonicenses cuando los visitó: Más bien, entre vosotros fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos (1 Tes. 2:7). Siempre hay oportunidades de mostrarlo a los que nos rodean:

Por la mañana del viernes Santo asistí al Culto en compañía de mi amiga Martita , ella vive cerca de la Iglesia, Siempre hay algo de la predicación que  se queda en tu mente y  esa mañana el versículo clave era: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu mente  y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo. Saliendo de la Iglesia, recibí un mensaje, era Papa llamándome, Mamá se había puesto muy débil y quería que le ayudará a  llevarla a la clínica para que la revisarán. Pregunté ¿Que tan mal estaba? Y él me dijo: “Esta adormilada”, y le dije: “en veinte minutos estaré allí”.

Cuando llegamos a la Clínica rápidamente nos  atendieron y la Dra. la consultó, nos dijeron que pondrían un medicamento y  suero, que tardaría toda la tarde y parte de la noche.

Mamá tardo en responder al medicamento como unas dos horas. Durante ese tempo empezaron a llegar los pacientes y la guardia que esta al cuidado de la puerta de entrada, me dijo que no podría estar allí; pero la Dra. que consulto a mi Madre, le dijo déjela porque la paciente es de edad avanzada y se puede parar y caer.

Comencé a echar  un vistazo alrededor y empecé a Orar. Inmediatamente entro una madre joven con su pequeño de 4 años Adrian,  vomitando, nerviosa porque no traía con que limpiarlo, rápidamente saque las toallitas húmedas y se las di para que lo limpiara,  me di cuenta que traía muy alta la temperatura , y dije:” tal vez lo  metan en la regadera, pues no te van a dejar ir hasta que la temperatura llegue a su nivel normal”,  una de las enfermeras en turno trajo el termómetro, me miro, y viendo  que la temperatura era muy alta lo metió en la regadera. A lo lejos la Dra. Que atendía a mi Madre me observaba.

Estaba allí una viejecita como de algunos ochenta y ocho años y les comenté, que si hubiera alguna cama desocupada podrían pasarla para que se recostar  y pudiera así descansar al menos  mientras llegaba algún enfermo de emergencia, y lo hicieron. Llegó  una mujer joven con su esposo, estaba en shock, parecía que había perdido a un ser querido, el esposo no podía consolarla y me acerque y le dije: “Cualquiera que sea tu problema Dios tiene el control. No te afanes y ora el Padre Nuestro”. Y así paso el tiempo mientras el suero que le habían puesto mi Madre  fue disminuyendo, Un caso tras otro y yo iba de un lugar a otro sin que nadie me detuviera o me dijera que saliera de emergencias. Cuando dieron de alta a mi madre la Dra. Dijo: “deberíamos tener personas como usted que  exclusivamente se dediquen a consolar  a los pacientes que van llegando, eso nos ayudaría mucho.” Yo contesté, Dios ya había preparado estas obras para que yo anduviera en ellas, damos de gracia, lo que de gracia hemos recibido.

Betty Leal de Alatorre